CAPITULO 12

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Los días parecían ir cada vez más rápidos, faltaba una semana parapoder ir a la apertura del parque de diversiones y Poché ya quería quellegara. Últimamente con Daniela y Valeria distraídas, gracias a losentrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y eraperfecto, sus días eran más normales. 

Ya iba una semana de tranquilidad. Poché incluso asistía a losentrenamientos y siempre lograba ver a Daniela, sin que esta tuviera queestar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la castaña laobservaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que noestuviera constantemente cerca de Samuel, que no pudo estar del todosegura. De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos sedaban unos castos besos en los labios. Claro que Poché rechinaba los dientes cada vez que los veía perodespués el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda latarde separados. 

Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un pocotraumada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuróestar toda la hora pendiente del balón y a donde lo lanzaban. 

Después,cuando las porristas se estaban vistiendo, tuvo que ir a esperar a Juli fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho. 

De la nada la puerta seabrió, mostrando a una enojada Daniela que llevaba nada más un topblanco y una falda, su cabello estaba mojado y olía a vainilla. Poché tuvoque echarse hacia atrás, ya que la castaña había lanzado la toalla contraal piso, que al parecer aún no la había visto. 

-¡Maldita castaña teñida!- dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficientebajo cómo para que las chicas en el vestuario no la escucharan. 

Apretaba los dientes y se frotaba las manos. 

En verdad, verdad, estaba increíblemente sexy y tierna ¿Cómo eso eraposible? Pronto la mirada avellana se posó en ella y abrió los ojos,seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para laojiverde.

 -¿Qué coño miras?- le dijo muy bruscamente. 

Poché volvió a la realidad, al ver su rostro vio sus labios y recordó elbesuqueo de Daniela con su novio. 

Apretó las manos y se acercó a lacastaña. Daniela, un poco desorientada, se alejó unos cuantos pasos. 

-¿Qué te pasa?- la acusó, prácticamente fulminando a la ojiverde con lamirada. 

-¿Peleaste con Juliana, cierto?- preguntó más cerca de lo que planeaba dela castaña, Daniela volvió a retroceder y Poché avanzó un paso más. 

-¿Qué te importa si peleé con esa perra? Igual, es su culpa, por no pararde ladrar- dijo apoyándose de los casilleros a sus espaldas.Poché estaba muy cerca. 

-Ella no es una perra, no te confundas contigo misma- espetóacercándose aún más y acorralando a la castaña contra la pared -Más tevale que no le hayas hecho nada-

-Awww ¿Por qué? ¿Es tu novia?- preguntó con un tono adorablecompletamente falso, pero atravesó a Poché con los ojos, la últimapalabra la soltó con una amargura palpable.Poché perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, yalejó su rostro de la castaña.

-¿Novia? Para nada, es una de mis mejores amigas- aclaró y casi pudover cómo la mirada de Daniela se relajó levemente, sería su imaginación -Por eso no quiero que chicas como tú la molesten, me enferman-

-¿Enfermarte? Si yo soy una de las chicas más deseadas del colegio, tequedas patética- rodó los ojos y alzó la barbilla con superioridad. 

-Pues ya veo, tu querido novio lo demuestra comiéndote la boca todoslos días- observó la sonrisa burlona de Daniela y se irritó por ella -¿Qué?- 

-¿Te molesta, no?- preguntó, insinuante, y Poché parpadeó. 

-Qué tontería es esa, por favor, si siempre nos estás mirando. Qué desagradable, ¿acasoestá enamorada de mí o algo? Esa sería la única explicación, de porque  nunca me puedes quitar los ojos de encima- dijo con una mirada burlonay un tono venenoso. 

Poché sintió su corazón acelerarse, pero la indignación se apoderó decada fibra de su cuerpo, y observó a la castaña con tanto odio que elrostro de Daniela se mostró ligeramente intimidada. 

-¿Enamorada? ¿Yo? ¿De ti? ¡Ja!- soltó una risotada falsa y se alejó de lachica unos centímetros, observando fijamente sus ojos -Nunca en mivida podría fijarme en alguien tan jodida como tú. Primero seguro besaríaa tu amiga, Paula, antes que a ti-

Sonrió mordazmente, aunque no era del todo cierto lo que decía. 

-Además, no me gustan tan altas- dijo eso ultimo alejándose de ellacómo si tuviese una enfermedad contagiosa, observó el rostro enojadode Daniela y sus ojos húmedos ¿Eran lagrimas? Imposible. 

-Qué suerte, ya me estaba preocupando de tener a una perdedorababeando por mí. Ya es suficiente con el resto de la escuela, fenómeno- dijo acomodándose la mochila en el hombro, aunque ahora su voz seescuchaba ahogada, y fue tanto así, que su rostro cambiómomentáneamente. Poché sintió un gran dolor en el pecho y sin pensarque hacer intentó acercarse, pero Camila se alejó de ella, hablando convoz rota -Haz un favor con tu vida, vete a otro país y simplementedesaparece- Se dio la vuelta y se fue por el pasillo. 

Poché seguía con una punzadadolorosa en el pecho, pero esas palabras fueron muy hirientes cómo parahacerla quedarse en su lugar y no ir corriendo a besarla hasta quedarsesin aire en los pulmones. 

Oh. Eso era nuevo. En ese momento, que la había visto tan vulnerable ycon los ojos húmedos, había sentido unas increíbles ganas de besarla.Qué mierda, cada vez empeoraba más





-Malu

RIVALES | CACHÉ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora