-¿Las estás mirando, Vale?- la castaña reclamaba a su amiga, las dos entrenando en el campo de fútbol -¡Valeria!- La latina dejó de estirar para darle la atención a su mejor amiga.
-¿No ves que estoy ocupada, aquí?- señaló la posición en la cual se encontraba, con la pierna estirada hasta arriba al igual que un gato.
Calle apretó los labios, señalando a las gradas, nada feliz por la falta de interés.
-¡Lo mío es más importante!- rectificó, clavando sus ojos en el pequeño grupito de tercer año -¡Sólo míralas, parecen buitres!-
Valeria decidió obedecer a su amiga, para que dejara el berrinche. Llevaba una hora soportando las quejas interminables de la castaña sobre las niñitas en las gradas que rondaban a su novia.
Si, eso. Calle y Poché llevaban un tiempo de novias, prácticamente meses. Ahora las dos cursaban su último año en la secundaria, habían iniciado clases tan solo hace unas dos semanas. La castaña se sentía nostálgica al pensar que este año se graduarían. Pero, Poché. Era una novia creativa, cariñosa, atenta, inteligente, hermosa, perfecta, con ojos más profundos que...Calle podía durar horas enumerando cada virtud que amaba de la ojiverde. Y era sexy, no mal interpreten. Daniela siempre la había considerado atractiva, pero últimamente las personas comenzaban a notarlo también, exageradamente.
La castaña maldecía el día en que no detuvo a su novia, cuando Poché quiso iniciar una clase de Pilates en el gimnasio cercano a su casa, se arrepiente. Antes, apoyó la idea por el simple hecho de que para ella todo lo que hacía Poché le salía bien y además, así podría ver su abdomen aún más marcado.
Ahora, sabe que fue un error. Ya que la ojiverde había adquirido un cuerpo atlético muy provocativo, sonreía y sus ojos brillaban todo el tiempo. Calle sabía tanta alegría de su novia era por ella pero hacía parecer a Poché más atractiva de lo estrictamente prohibido y eso no le agradaba ni un poco.
No por ella, claro que no. Daniela seguía enamorada hasta la médula de esa chica de ojos esmeraldas. Era por las chicas, chicos y más chicas, por todas partes. ¡Se multiplicaban como conejos!
Acosaban a la pobre Poché de arriba para abajo, sin importarles si quiera o parecer tener consciencia de que la ojiverde tenía una novia muy celosa y que en cualquier momento podrían sufrir una muerte "accidental".
Ósea ¿Desde cuándo asistían tantas chicas gays a su instituto?¿Era posible o sólo se les caía la tanga por Poché?
¡Qué rabia! Calle no se preocupaba tanto por Poché, la ojiverde respiraba y sonreía por ella solamente, obvio. Aun así, no podía evitar sentir la sangre hervirle en las venas y los impulsos homicidas acudir a ella, al verla cerca de chicas que obviamente querían llevársela a la cama.
Nuevamente en Valeria. La latina entrecerró los ojos, ubicando al grupo de la ojiverde en las gradas más cercanas. Poché reía con Lala (Valeria sonrió como idiota al verla) mientras que un grupo de... cinco chicas, contó, intentaban charlar con la ojiverde. Daniela esperaba, con las manos en la cadera, sin importarle un poco el estiramiento. Primero su novia, antes que todo.
-¿Ves? ¿Verdad que son unas zorras?- fulminó con sus ojos chocolates a las chicas, considerando terminar temprano el entrenamiento y darle una severa charla de protección contra acosadoras a Poché.
-Son menores que nosotras- declaró la chica de ojos miel y era cierto, esas chicas tenían quince años.
-Dale, entonces son unas zorritas- dijo Calle sarcásticamente, nada conforme por la tranquilidad de su amiga -¡No actúan como tal! ¿Acaso estas ciegas? ¡Miran a Poché como si fuera... no sé, algo comestible!- alzó los brazos, necesitando consuelo.
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RIVALES | CACHÉ ADAPTACIÓN
Teen FictionMaría José Garzón comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Daniela Calle. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o a...