CAPITULO 3

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Segundo trimestre y María José sentía que estaban aún a principios de año, el tiempo realmente transcurría rápido, Pero algo si había cambiado, ellase dirigía hacia la biblioteca escolar, para su habitual "sesión de estudios"o eso pensaba que era, los primeros días del mes ese era su objetivo,pero después de unos días, se percató de que cierta joven castañatambién asistía a esas horas de la tarde para estudiar.

El primer día que la había visto, casi decide salir corriendo de labiblioteca, Daniela simplemente se encontraba con el libro de Biología ensus manos, en una de las mesas del fondo, completamente concentradaen los estudios. Desde ese entonces Poché siempre acostumbraba aasistir a esas horas, aunque los primeros minutos normalmente sededicaba a mirarla un rato, y no entendía el por qué, después de unossegundos el libro llamaba su atención y comenzaba a hacer lo que debía,estudiar. 

Esa ya era su rutina cotidiana, al llegar hoy, encontró a Daniela en lamisma mesa de siempre, Su cabello amarrado en un moño y algunosmechones de cabello le caían desordenados en el rostro, garabateaba ensu cuaderno y de vez en cuando arrugaba la nariz o se mordía la lengua,cuando no comprendía algo.

Eso fue mucho para la ojiverde, quien duró unos minutos más de lonormal observándola, hasta que por fin se obligó a mantener sus ojos enel libro de texto, Poché estaba sentada en una mesa apartada de ella ydebía estudiar.

Mañana tendría un examen de Ingles y esa era su peor materia. Ellalograba pasar las asignaturas con notas aceptables mientras que Daniela era una de las mejores estudiantes del salón, considerando que las dosduraban las mismas horas estudiando en la biblioteca. 

Cuando por un segundo la materia la venció, suspiró audiblemente yabrió su cuaderno de dibujo, se perdió en su mundo dibujandosimplemente lo primero que le llegaba a la cabeza.

Duró casi una mediahora así y de un momento a otro sintió alguien tras ella, volteó asustaday se encontró con una despreocupada Daniela, que observaba su dibujo. 

-Tú... ¿Qué haces allí?- preguntó y, al ver que la castaña no dejaba demirar el dibujo, intentó cubrirlo con los brazos ya que no le gustaba quevieran sus dibujos.

Era como si husmearan en su diario, aunque no tenía uno.

-Dibujas bien- comentó entrecerrando los ojos, intentando ver la hoja queLauren cubría. 

-¿De quién son, los ojos?- Cuando le preguntó aquello, Poché sintió como su estómago caía. alzólos brazos y observó, horrorizada, que era cierto lo que había dicho laotra chica. Plasmado en la superficie blanca habían unos ojos delicadosy con algunas sombras en el iris, sus cejas eran delgadas, el color de losojos de una intensa tonalidad oscura y de inmediato Poché, aunque eldibujo fuese en blanco y negro, pudo imaginarlos de un marrón cálido yprofundo, apretó los puños, frustrada, y volteó a ver a la chica, un pocoirritada.

 -De nadie, me los acabo de inventar- sonrió falsamente y Daniela pareciócreerle. 

Se acercó más a ella y sujetó el cuaderno de actividades de María José,antes de que la ojiverde pudiera hacer algo al respecto.

-Eres mala en inglés, así no se escribe "Photograph"- le indicó, alzandouna ceja, y Poché se encogió de hombros.

-El inglés no es lo mío-

-Pero la banda que te gusta canta en ese idioma- tenía un punto y Poché se quedó en silencio, esa chica sabía cómo sacarla de sus casillas.

 -No importa. De todas formas, suspenderé el examen- le dijo volviendo alo suyo, sorpresivamente Daniela colocó el cuaderno en la mesa y seinclinó sobre ella, para hacer un ejercicio.

-Aquí... es "foot" no "food"; Una simple letra puede cambiar el significadode la palabra-comenzó a hablarle mientras escribía, su letra era hermosay sus manos muy pequeñas y delicadas.

 La chica con el rostro sereno y la blusa blanca parecía un ángel. María José la observó durante unos segundos, pero después comenzó a escuchar loque explicaba e increíblemente entendió.

 -Eu, ahora tiene sentido- dijo abriendo los ojos, la castaña rodó los suyos.

-Deberías de ser tonta, para no entender- dijo, antes de apartarse yvolver a observar a Poché a los ojos. 

La ojiverde comenzó a sentirse nerviosa por el escrutinio de la miradaavellana. 

-¿Qué? Ya me insultaste, así que ya puedes irte- le retó y los ojosavellana de Daniela comenzaron a arder.

-Claro, cuando también te ayudé-

-Pero no por ser amable- devolvió, cruzándose de brazos.

-Cierto. Lo hice porque me estaba dando lástima las estúpidas caras quehacías, al no entender nada- confesó inconscientemente y con eso dejó aPoché muy sorprendida ¿Ella la estuvo observando? - Por esa razón, túy tus amigas están como están.- 

Al momento de escucharla, la sorpresa (Y bueno, sí. La pequeñaemoción que había sentido al escuchar aquello) pasó a ser rabia. Selevantó y enfrentó a la castaña. 

-Si estamos así es por culpa de tus amiguitas y los imbéciles del salón,que no saben cómo tratar a la gente- le dijo en la cara y por un momentola castaña se apartó de ella. 

Habían terminado muy cerca de la otra y María José se sentía avergonzadapor ello, intentó no demostrarlo. 

-No es nuestra culpa que ustedes sean un blanco fácil. De todos modos,yo nunca hago nada- se defendió, dándose la vuelta. 

-¡Pero burlarte de nosotros y no hacer nada al respecto es casi lomismo!- gritó a sus espaldas y Daniela simplemente la fulminó con lamirada, antes de tomar sus cosas y salir de la biblioteca.

María José suspiró frustrada, dejándose caer en la silla. No entendía el porqué, pero Daniela Calle la colocaba de los nervios. Y lo peor eraaquel... ¡Aquel maldito dibujo! No tenía idea de lo que había pensado aldibujarlo, pero definitivamente no en Daniela. 

Ella era una niñita mimada de papá y igual que hace unos meses atrásen el primer día de clases, volvió a comprobar su teoría. Esa chicadefinitivamente era una estúpida, al igual que sus amigas.





-Malu

RIVALES | CACHÉ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora