Atrapada

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Capítulo 15

— ¿Dónde estamos? — pregunta Nathan

— Vinimos por los pasaportes y a ver si te hacen uno rápido — murmura Cassian — ¿Puedes cuidar el auto?

— Claro, tú trata de que no te maten.

— Yo también te quiero Fanett — rueda los ojos y baja del auto

— Ya entiendo tienes algo con mi hermanito — dice Nathan

— ¿No te gusta tu lengua verdad? — amenazo mientras lo observo con disgusto

Levanta las manos y sale del auto, recargo el arma, acomodó mis cuchillos y me quedo atenta a cualquier movimiento.

Observo como algo se mueve entre la basura lo que me hace bajar el vidrio y disparar sin previo aviso, pero es una simple rata.

— Maldición — murmuró al sentir como un dardo me da en el cuello y caigo de la ventana

Mi cuerpo comienza a adormercerse,  paralizado y poco a poco mi vista se nubla me pongo de pie con dificultad y alzó la pistola disparando a las sombras negras que miró hasta que me dan un golpe en la cabeza y caigo.

Vuelvo abrir los ojos estoy en una habitación en la cual hay una mesa de metal llena de cuchillos y cuerdas, mis manos se encuentran atadas con la misma cuerda que sujetaba mis piernas impidiendo mis movimientos, estoy completamente inmóvil y expuesta.

— Fanett he de decir que has sido un dolor de cabeza para mi y mi hermano estos últimos meses.

El rubio se acerca con una sonrisa y unas cadenas de metal en las manos.

— Suelo ser un dolor de cabeza para muchos tendrás que ser más específico.

— Soy Finlay Jesfer.

— Una de las ratas escurridizas — intento acercarme a él, pero es inútil

— Hablando de ratas ¿dónde está Cassian?

— Prefiero que me cortes la lengua.

— Podemos solucionarlo.

Toma el borde la cadena de metal la cual no es muy larga o eso creo, pero se notaba que era pesada.

— ¿Segura qué no piensas hablar? Esto puede ser menos doloroso para ti.

Escupo a su rostro haciendo que golpee mi abdomen con la cadena haciendo que el aire salga.

Enrolla un pedazo en su mano y me da otra vez en el abdomen, sus golpes con la cadena siguen sin parar haciendo que mi cuerpo duela, pero ni un grito sale de mí.

Comienzo a escupir sangre y la cuerda roza mi piel, mi boca estaba llena de sangre mientras sus golpes con la cadena, el sabor a hierro y el dolor de mis costillas rotas hacen que sienta que estoy al borde de desmayarme.

— Tengo que admitirlo tienes una belleza extraordinaria además de una resistencia extraordinaria y tu frialdad es casi seductora, sería un desperdicio dejar ir tanta belleza.

Toma uno de los cuchillos de la mesa y me doy cuenta que es de los míos, sus sucias manos tocan mi cuchillo acercándolo a mi cuello.

— No te atrevas a rasgar el traje — digo al ver que acerca el cuchillo a la tela

Era lo único que Cassian tenía de su madre y me lo confío a mi yo no sería la responsable de dañarlo.

— Tus deseos son órdenes, dulce Fanett.

Se aleja de mí y me coloca una aguja en el brazo la cual me hace sentir mareada hasta caer inconsciente nuevamente.

Mi cabeza da vueltas y mi piel se siente desnuda al notar que el traje solo cubre mis piernas y en la parte de arriba lo único que me cubre es un top.

Las cuerdas queman mis muñecas gracias a mis intentos de liberarme, mi espalda estaba adolorida al igual que mis piernas y en realidad era poco el dolor que sentía para todo el daño ocasionado.

Tenía varias opciones, lanzarme de la ventana con la esperanza de no morir, intentar noquear al próximo que entre aun estando amarrada de pies y manos o resignarme a morir.

La única cosa que no era una opción era ser una delatora, es parte del código de honor lo cual suena absurdo para alguien como yo código de honor.

¿Piensas hablar al fin, sobre el paradero de tú novio? — pasa el cuchillo cerca de mi garganta

— No soy novia de esa rata, pero no soy una delatora, cortarme el cuello si quieres, pero no hablaré — digo con firmeza y sin temor

Temor era algo que no solía sentir, después de tanto dejas de sentir cualquier cosa y no es como en un cuento de hadas donde encuentras a la persona indicada y descubres que tienes corazón.

Eso es una estupidez.

Él se acerca a mí y baja el traje dejando mis piernas descubiertas.

— ¿No piensas hablar?

— Primero que me trague el infierno, espera ya estoy ahí — suelto una risa la cual se desvanece al sentir el primer corte del cuchillo contra mi pierna

— ¿Ni un grito? — pregunta con frustración

— Cariño, si esperas un grito de mi parte tendrás que hacerlo mejor.

Al escuchar mis palabras clava el cuchillo a la par de donde realizo el primer corte, sigo sin gritar, aunque duele; duele cada partícula de mi ser después de todo soy humana, algo que no se puede cambiar.

Saca el cuchillo y vuelve a rasgar mi piel. Su rostro refleja frustración al no escuchar un grito de mi parte.

Comienzo a reír como si no hubiera un mañana, solamente río ante la situación y ambos me observan con incertidumbre.

— Estás demente — acerca nuevamente el cuchillo a mi garganta

— Demente es poco para mi — vuelvo a reír.

Mi risa no se corta ni en el momento en que el sale de la habitación con el cuchillo en mano mientras su compañero lanza una botella de alcohol sobre mis heridas.

Tenían que curar mis heridas o moriría en cuestión de minutos por la pérdida de sangre y si yo muero ellos no conseguirían nada.

Con temor sigue su trabajo y coloca el vendaje que hace presión en mi pierna para detener el sangrando.

— Boo — digo en broma al ver que se me queda viendo.

La expresión en su rostro en una mezcla de temor y desagrado hacia mi haciendo que salga de inmediato de la habitación dejándome nuevamente encerrada.

Pensándolo bien tal vez al fin me encerraron en el psiquiatra.

Era curioso había sufrido muchas torturas en mi vida, pero nunca me habían dado golpes con una cadena de metal era bueno saberlo para futuros trabajos.

Era curioso había sufrido muchas torturas en mi vida, pero nunca me habían dado golpes con una cadena de metal era bueno saberlo para futuros trabajos

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En la penumbra +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora