Desacubriendo la homosexualidad

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México era un tipo atractivo que resultaba irresistible para cualquier mujer. Muchas habían pasado por su cama, pero ninguna se había quedado para tener una relación de pareja. El motivo lo desconocía hasta el propio México que se escondía bajo un supuesto complejo de Peter Pan, sacado a la luz solo en asuntos de amor. El caso es que México nunca había tenido una verdadera historia de amor y no sabía por qué.

Tampoco le importaba mucho a México no tener nunca una pareja estable, le resultaba bastante más divertido ligar con chicas nuevas cada fin de semana. Y por lo demás, se consideraba una persona relativamente feliz, con trabajo, con amigos, con planes...aunque esos planes no incluyeran pareja, convivencia o bodas.

La verdad es que su vida era bastante activa e interesante, siempre rodeado de amigos yendo a un evento u otro. Y fue en uno de esos eventos cuando conoció a Argentina. Argentina debía ser un amigo de un amigo, o no sabía muy bien de dónde había salido. El caso es que en uno de esos eventos Argentina y México    terminaron tomando copas hasta las tantas de la mañana.

Tan tarde se les había hecho, hablando de unas cosas y de otras, conectando como dos personas que tienen tanto en común, que se caen bien, que los demás se habían marchado a casa y les habían dejado solos. Así que México, le invitó a su casa, que estaba bastante más cerca que la de Argentina, para dormir algo. Un simple acto de hospitalidad que no escondía nada más y que no hacía presagiar lo que ocurrió después.

Lo que ocurrió después no podía imaginárselo el mexicano. Ocurrió que se sentaron en el sofá a comer algo intentando que el sueño no les venciera. Pero el sueño les venció, antes a México que a Argentina y se quedó dormido junto a su invitado. Le despertó horas más tarde una sensación muy placentera, nunca había notado tanta calma interior, nunca se había sentido tan bien.

Aunque se sobresaltó cuando descubrió el motivo de su placer. Se había quedado dormido mientras Argentina le acogía en su pecho, abrazándole y acariciándole como no había hecho nunca ninguna mujer. El desconcierto por lo que estaba ocurriendo dio paso a un dejarse llevar por sus sentimientos. Estaba a gusto entre los brazos de Argentina y México no estaba dispuesto a despreciar el placer, viniera de donde viniera.

Argentina hacía las cosas tan fáciles que México no tuvo problemas en aceptar que le gustaba otro hombre. Porque le gustaba Argentina, se sentía bien a su lado y además estaba descubriendo nuevas sensaciones en el amor. ¿Dónde estaba el problema?. Lo cierto es que no había ningún problema.

 Lo cierto es que no había ningún problema

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Lo siento por haber tardado tanto.

Espero que lo disfruten

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