Aristóteles:
-Firma aquí, aquí y aquí-, dijo mi asistente, Diego.
-¿Te refieres a donde esas pequeñas pegatinas dicen 'firma aquí' junto a la línea de la firma con mi nombre escrito debajo?- Bromeé.
-Sí, esos son los únicos, sabelotodo-. Sabía que si me giraba, los brillantes ojos verdes de Diego estarían rodando dentro de su cabeza mientras luchaba contra la paciencia. Me encantaba hacerle pasar un mal rato, pero mi negocio de fotografía no sería tan exitoso sin él.Yo era la fuerza creativa y Diego se encargaba de todo lo demás, aunque yo tenía un MBA.
-¿Quieres que tus increíbles imágenes aparezcan en la revista de moda más famosa del planeta o no?-
-Hmm,- dije, fingiendo pensar en ello con mi bolígrafo al lado de una de las X que marcaban el lugar.
-Idiota-, dijo Diego, pero su risa suavizó el calor de sus palabras.-Debería haber falsificado tu nombre como lo hago en todas las cosas triviales con las que no quiero molestarte.Miré por encima del hombro y lo encontré sonriendo con perversa alegría.
-¿En qué cosas triviales falsificas mi nombre?-
-Pequeñas cosas como facturas y recibos-, dijo mi asistente y luego se encogió de hombros. -Oh, el acuerdo prenupcial que Travis envió la semana pasada.
- ¿Qué ? Dijimos que no habría acuerdo prenupcial.
-¡Estoy bromeando!- Diego me quitó la tensión de los hombros. Era culpa suya, por lo que parecía justo. -No puedo creer que finalmente te esté convirtiendo en un hombre honesto-. Diego no parecía nada complacido.
-Yo tampoco,- dije honestamente.Durante los seis meses que siguieron a nuestra desastrosa noche de aniversario, Travis hizo todo lo posible para compensarme. Empezó a llegar a casa antes y cocinamos juntos como lo hacíamos cuando nuestro amor era nuevo. Ambos ignoramos nuestros teléfonos y nos prestamos atención el uno al otro. Había noches en las que ni siquiera encendíamos la televisión, decidíamos hablar mientras compartíamos una botella de vino o acurrucarnos en el sofá mientras leíamos.
Nuestros gustos por los libros eran el extremo opuesto del espectro literario, pero nunca me molestó que me encantaran las aventuras salvajes que se encuentran en la ficción, mientras que Travis prefería los libros de no ficción más serios. No podía relacionarse con mi amor por la búsqueda del tesoro, y mis ojos se pusieron vidriosos cuando se trataba de biografías y recuentos históricos de guerras y eventos que sucedieron décadas antes de mi tiempo. Claro, sabía que eran importantes, pero no eran mi idea de entretenimiento. Lo que me importaba era lo mucho que ambos intentamos arreglar nuestra relación.
Travis me sorprendió con un viaje de fin de semana a Sister Bay, Wisconsin, en Junio para mi cumpleaños, donde alquiló la cabaña más linda. La singularidad era muy diferente a él, pero sabía cuánto significaba para mí. -Sé que no son las Grandes Montañas Humeantes lo
que amas tanto, pero pensé que esta cabaña en el lago sería un buen sustituto.
-Me encanta, Travis-, dije, mirando alrededor de la bonita cabaña junto a la bahía. Era muy diferente a las cabañas de montaña de mi juventud, pero hermosa por derecho propio.
-Bien, porque te amo.Sus palabras me sorprendieron porque Travis no era un hombre demostrativo. Le respondí con un beso apasionado que esperaba sacaría la duda de mi corazón y mi mente para siempre. Esa noche, me acosté en la cama mirando al techo mientras Travis roncaba suavemente a mi lado. En lugar de ver las tablas de madera encaladas, vi las rústicas pertenecientes a recuerdos que no quería revivir. En lugar de sentirme saciado después de algunos episodios de sexo, me sentí ansioso como si mi piel ya no encajara. Un movimiento en falso y me rompería en un millón de pedazos. Mi pulso se aceleró mientras mi corazón se aceleraba por los recuerdos presionando contra mi conciencia.
Cerré los ojos y deseé que mi mente no me llevara allí de nuevo porque me dolía demasiado.
Déjame regocijarme con lo que tengo ahora. Por favor.
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Segundo Aire •|| Aristemo
FanfictionAristóteles y Cuauhtémoc saben que el amor y la vida no se pueden definir solo con palabras. La paciencia, el compromiso y la determinación de hacer lo que sea necesario será la única forma en que los dos hombres logren su felicidad para siempre. Co...