Capítulo 22

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Cuauhtémoc:

En lugar de volar todos a San Diego, Ophelia y Jackson vinieron a Chicago para pasar las vacaciones con nosotros. Habría sabido por su brillo que Phee estaba embarazada, incluso si no me lo hubiera dicho unas
semanas antes de su llegada. Tuvo la suerte de evitar las náuseas matutinas cuando llevó a Kennedy y Arion, así que esperaba que su suerte también se mantuviera esta vez.

Los niños los recogieron en el aeropuerto y los llevaron a cenar después de registrarse en el hotel. Pasaríamos tanto tiempo juntos que pensé que era una tontería que no aprovecharan nuestra bonita habitación de invitados, pero Phee insistió en que se entrometerían.

-¿Cuál es el punto de tener una habitación de invitados si no la usamos?- Le dije a Phee mientras me ayudaba a preparar la cena para los siete, ya que Mystic iba a todas partes donde Arion iba.

Inicialmente pensé que su relación duraría una semana o dos, el tiempo suficiente para que la emoción se desvaneciera, pero parecían estar enamorados el uno del otro. Una vez que Mystic se relajó a nuestro
alrededor, pudimos ver su verdadera personalidad brillar, y realmente nos gustó. Normalmente llevaba el pelo largo recogido hacia atrás y mantenía su rostro libre de maquillaje, lo cual era muy diferente a su
personalidad de supermodelo.

-La gente no tiene habitaciones para invitados porque quieren invitados-, dijo Phee, golpeando la cuchara contra la sartén con salsa de carne.
-¿No lo hacen?- Yo pregunté. Sus padres eran invitados frecuentes en nuestra antigua casa, y a mí nunca me importó. -Queremos invitados, Phee-.
-De todos modos, digo que le das un mejor uso a esa habitación-. Ella puso los ojos en blanco cuando continué mirándola como si hubiera perdido la cabeza.
-¿Oficina en casa?- Yo pregunté. -¡Oye, una sala de sexo!-
-Guardería-, dijo lentamente, sacando la palabra y enunciando con cuidado como si estuviera hablando con un idiota. -¿Tengo que escribirlo también?-
-¿Desde cuándo llegaste a ser tan listilla?- Pregunté, pero no pude evitar la sonrisa de mi rostro.
-¿Cuándo te volviste tan obtuso?- ella refutó. -¿No has visto el brillo de nostalgia en los ojos de tu hombre cada vez que uno de nosotros menciona al bebé?-
-Por supuesto que lo he visto-, le dije.
-¿Cuáles son tus intenciones?- preguntó, sonando como lo hizo su padre la primera vez que lo conocí.
-Bueno, no puedo dejarlo embarazado, Phee, incluso si no estaba disparando espacios en blanco después de que me castraras-.

Me dio una palmada en el brazo, pero luego echó la cabeza hacia atrás y se rió. Había sido una broma entre nosotros durante mucho tiempo.

-No te hice castrar, idiota.- Ella se puso seria después de unos minutos y dijo: -En serio, Temo. Ninguno de nosotros se está volviendo más joven. No esperes más para hacer realidad tus sueños y regalarle la familia que ha soñado tener contigo. Él ama locamente a nuestros hijos, y son muy afortunados de tener dos maravillosos padrastros en sus vidas, pero Aristóteles necesita un bebé.
-Sucederá, Phee. Lo prometo.- Le di un beso en la mejilla y luego dije: -Incluso si tengo que robarte la tuya-.
-Oh, tú-, dijo, golpeándome de nuevo. -Hablo en serio, Temo.-
-Yo también-, le dije. -Bueno, excepto por robarle a su bebé. Sé cuánto desea Aristóteles ser padre. Pasará.- Movería cielo y tierra para ver sus sueños hechos realidad. -Empezar de nuevo con un recién nacido no es algo que me hubiera entretenido hasta que lo conocí. Tenía mis pequeños secuaces y no necesitaba nada más.

-Da un poco de miedo-, admitió Phee. -Ha pasado tanto tiempo desde que tuve que levantarme para dar de comer a medianoche y tener que adivinar por qué lloraban. ¿Tiene hambre? ¿Tiene un pañal sucio? ¿Se están enfermando?.
-Valdrá la pena compartir ese pequeño milagro con Jackson-, le dije.
-Tal como será cuando tú y Aristóteles adopten un niño-. Luego inclinó la cabeza hacia un lado y sonrió. -No tendrás que pasar seis semanas sin sexo esta vez-.
-Nop-, dije con aire de suficiencia. -Buena suerte con eso.
-Estúpido.-
-Perra.-
-Te dije que no me llamaras por mi nombre de pila-, dijo Phee con descaro.
-Estoy tan contenta de que estés pasando las vacaciones con nosotros-, le dije, abrazándola con fuerza. -Amo a nuestra familia extendida-.
-Seguro que se lo pone más fácil a nuestros hijos-, coincidió Phee. -Y no puedo imaginarme unas vacaciones sin ti, y ahora Aristóteles tampoco. No
importa si la gente piensa que nuestra dinámica es extraña, porque nos funciona -.

Segundo Aire •|| AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora