Extra 2 (I)

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Los sucesos narrados en este capítulo son de antes del capítulo 1.

Maratón 5/6

DOMINIC

Australia

Camino con la vista sobre mi móvil, enviándole mensajes a Barbara mientras me está comentando sobre lo poco que sabe de Claudia, resoplo molesto y me paso una mano por el pelo.

No sé nada de ella, desde hace unos meses y todo por mi culpa.

Barbara eres pésima detective.

Camino por el pasillo de mi planta y cuando estoy girando en dirección a las escaleras, me choco contra un pequeño cuerpo.

Enseguida me disculpo.

—Perdón, no te había visto... —digo y me callo cuando la observo.

Una chica de melena rubia y unos ojos azules grisáceos, pecas por toda la cara y de tono bronceado, me observa con total vergüenza y con una rojez sobre sus mejillas, agacha su cabeza.

—Lo siento, fue mi culpa —dice con un acento francés.

Sale corriendo sin dejarme decirle nada, la observo con un poco de discreción y veo que entra en la puerta próxima a la mía.

¿Será mi nueva vecina?

Hace unos días escuché un poco de jaleo, seguro fue ella. Me encojo de hombros y bajo las escaleras para salir un rato.

Mientras tanto, sigo reclamándole a Barbara lo pésima que es.

Maldito niño, por lo menos sabes que te estoy ayudando con esto —dice el audio que envía, pero continúa —: además, la que debe saber más es mamá, recuerda que es muy amiga de Eliza.

Suspiro.

Es cierto, pero seguro mamá no querrá decirme nada porque ella sabe el motivo por el qué dejamos de hablar.

Soy gilipollas.

Desde hace un mes que estoy en Australia, pero hace ya varios que no hablo con ella y realmente la echo mucho de menos.

Se supone que soy su mejor amigo, pero creo que soy de lo peor.

[...]

Salgo al balcón para que me dé un poco el aire, tras una sesión intensiva de estudio y por la cual, me está empezando a doler la cabeza. Ahora me arrepiento de haberme metido en dos carreras y más cuando una de ellas, tiene un nombre más largo que el mío.

Mis pensamientos se vuelven a dirigir hacia ella.

¡Joder! Me está doliendo mucho el no estar con Claudia.

Mi pequeño bicho... te echo mucho de menos y espero que algún día me perdones.

Aunque sea me gustaría que volviéramos a ser los amigos de antes, sin meter sentimientos ni nada porque sé que ella no puede corresponder los míos.

Miro mi móvil con la esperanza de ver algún mensaje suyo, pero sé que no será así, me ha bloqueado en todos lados, porque su foto y sus perfiles en las redes sociales no me aparecen, más cuando la busco con su usuario habitual.

De pronto, escucho unos leves gimoteos cercanos a mi balcón, me acerco con lentitud a la baranda y busco de donde proviene el llanto hasta darme cuenta de que es en el de al lado.

Se encuentra sentada sobre una silla, ocultando su cara en sus rodillas que se aprietan contra su pecho y su cabello cae sobre ellas.

—¿Estás bien? —pregunto.

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