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Capítulo 20

Maratón 2/6

Provocadas por Irina

Esa frase revoloteaba en mi cabeza chocando contra toda la información que él me había contado.

—Sé que es imposible creerlo, pero la familia Lacroix es una jodida mafia escondida tras una empresa multimillonaria... ¿quién lo creería? —habla mientras lágrimas caen de sus ojos —. Me fui a Francia porque empecé a buscar pistas sobre el supuesto suicidio de Madeleine y a su vez, me llegaron amenazas muy sospechosas que iban hacia mi familia y hacia tí. No quise que nadie se entrometiera entre esto, así que tomé la vía que me ofrecía Irina, mudarme a Francia junto a ella.

>>Al momento de hacerlo, misteriosamente las amenazas pararon, creí que me estaba volviendo loco, pero empecé a sospechar de Irina y de su familia extraña. Todas las pistas apuntaban a ellos y todo explotó cuando el año pasado, Irina encontró un anillo que... —se calló y trago en seco, tomó una profunda respiración para decir lo siguiente que me dejó sorprendida —: ese anillo lo había comprado para ti, porque siempre estuve enamorado de ti, Claudia, ella lo encontró y pensó que le pediría matrimonio, cuando supo que no era a ella... se —rompe a llorar descontroladamente y vuelve a tomar una profunda respiración, tranquilizándose —se suicidó delante de mí y de su familia, quien la llevo hacia ese límite... su propio padre le entregó un arma para que lo hiciera.

Todos mis pensamientos revoloteaban con fuerza chocando entre sí, mientras unía cabos con todo lo que viví junto a su lado.

Cuando veía su móvil con expresiones extrañas, el día que llegó Irina él parecía destrozado...

Todo estaba delante de mis ojos...

—Su padre me explicó todo lo que su hija hizo, el haber contratado un sicario para deshacerse de Tara, enviar a la niña a un orfanato en Francia que llevaba él mismo y ordenar que alguien de ahí dentro la matara... y sabes ¿por qué? —pregunto volviendo a llorar —por los malditos celos... me dejé manipular por ella... siempre solía decirme que yo era lo único que tenía, que su familia no la quería, lo cual pude confirmar... y ahora, vivo con el constante miedo de volver a ser amenazado... porque llevo nueve meses huyendo de esa familia, aun cuando me han dicho que me dejaran en paz, pero sé que de ese mundo...

—Dominic... —le interrumpo, me acerco a él y lo abrazo, dejando que llore entre mis brazos.

Mi camiseta empieza a sentirse mojada, pero me da igual, acabo sentada sobre él mientras que oculta su cara en mi cuello.

—Perdón por todo, Clau... nunca quise hacerte daño... esa noche que Irina te trató mal, no pude reaccionar porque no me creía la muerte de Madeleine, pero... te aseguro que no se lo hubiera dejado pasar —habla con la voz un tanto ronca por el llanto —... sé que no será fácil recuperar tu confianza, pero me gustaría conocer a Ash... es mi hijo y quiero recuperar todo el tiempo perdido.

—Ash, te aceptará... —hablo mirando hacia el suelo y manteniendo mis brazos sobre sus hombros — y yo... no lo sé

Lo miro a los ojos, esos que me tienen enamorada. Caí por él con cada toque y caricia que me daba, era un maldito paraíso que me hizo caer en pedazos cada vez que estaba con él.

Sus labios eran mi sabor favorito que provocaban que la pasión se incendiara y me quemara al completo... por él si caía al infierno porque él era mi amor verdadero.

Por el cual sufrí mucho, pero al fin y al cabo... disfruté y el destino quiso volver a enlazarnos.

Nos hizo reencontrarnos en aquella noche de enero, nos separó en julio y volvió a unirnos en enero... tres años después