Capítulo VII

259 39 15
                                    

Dos días después.

Me encontraba en la cocina del gran palacio asesorando a un par de hormigas, que les había puesto como apodo “Cero” y “Uno”, puesto que, estas hormigas serían mis próximos sous chefs, además de que sus nombres no los recordaba —Te pasaste del tiempo y perdió su sabor, además de que se te está quemando. Hazlo otra vez —le dije con un tono de voz molesto a Cero, y éste simplemente asintió con un ligero nerviosismo. Suspiré cansado volteando a ver a Uno, quien parecía estar muy concentrado viendo una olla haciendo burbujas y moviéndose de un lado a otro al mismo tiempo —Ehh…supongo que sólo se asegura de cuándo será el momento preciso para apagar el fuego —pensé irónico.

Nya~. Parece que los anteriores no sobrevivieron, eh, Sutā —habló de pronto una voz que instantáneamente acaparó mi atención. Volteé a verle rascándome la cabeza como si no hubiese sido mi culpa.

—Mmh sí, algo por el estilo —respondí deshaciendo mi acción y me gire por completo para ver bien la figura de la adorable gatita que se encontraba frente a mis ojos —¿Acaso estabas buscándome, prrincesa? —pregunté divertido, molestándola un poco.

Ella se ruborizo levemente desviando un tanto su mirada, pero pronto volvió a verme como si nada —¿Por qué razón dejaría de hacer mi trabajo sólo para venirte a buscar?. El rey quiere verte —expresó estando algo molesta.

Mi gesto cambió a uno confundido después de escuchar sus palabras, pero luego paso a ponerse pensativo —¿Quiere verme?, ¿acaso querrá otro cambio en su comida?…no, no puede ser eso, si lo quisiera hubiese mandado a Pouf o a Youpi para decirme, en lugar de mandar a Pitou —me dije en mis adentros. Me había puesto levemente cabizbajo cuando mi semblante cambio a uno pensativo, así que volví alzar la vista para ver a la gatita —¿Y por qué te mandó a ti en vez de a Shaiacchi o Menthucchi? —cuestioné de forma inocente, pero a su vez divertido.

Ella se mostró indiferente a mi pregunta, pero sí parecía estarla pensando —¿Acaso buscas que el rey nos mate por hacerlo esperar?, sabes que, su majestad no le gusta tener que esperar —mencionó a modo de que le siguiera sí o sí.

Suspiré fatigado recordando lo que sucedió hace dos días atrás; me encontraba debajo de aquella sombra del árbol hasta que Shaia-chi me encontró y se agarró a sermonearme, sinceramente no me importaba que me estuviese regañando, pero después de un rato, cuando al rey le tocaba su hora de comida, al ver lo que le traía la gatita como alimento a Meru-chi, casi me daba un infarto. Su alteza real estaba a punto de comer un alimento de apariencia corriente como si fuera de lo más bajo entre las hormigas, claro que inmediatamente me opuse a que comiera eso.

¿No le darás eso al rey o sí? —fue lo que pregunté aquel día. En ese momento, todos me miraron extraño como si sólo estuviese llamando la atención —¡Tch!. Ni se te ocurra darle eso, Pitou. Esa comida ni siquiera es digna de ser ingerida —había alegado sacando un listón negro de entre mis vendas para amarrarme el cabello en forma de cola de caballo. Después me había encaminado hacia la cocina, pero no sin antes haberle quitado el plato de comida que era para Meru-chi, si es que se le podía considerar comida a una bola medio morada de textura gelatinosa.

Ese día, Meruem me vio con un gran enojo por culpa del hambre que sentía, no obstante, eso no me había importado, pero a él parecía que sí…o al menos eso fue lo que creí cuando vi esa expresión en sus ojos. No me tomó más de una hora volver con ellos a donde se encontraban, así que cuando Pouf me vio, no se lo pensó mucho y se aproximó a mí para darme un puñetazo en la mejilla, el cual pude haber evitado, pero cuando vi a los tres estando de rodillas frente al rey y luego éste emanando su aura maquiavélica a los cuatro vientos, era mejor recibir el puñetazo, aunque eso prácticamente sólo era el inicio de lo que me esperaría con el rey. Meruem vio claramente las acciones de Pouf, sin embargo, no se sintió ofendido cuando éste se había puesto de pie sin su permiso, no obstante, en ese momento ahora yo era el marco de atención de Merucchi.

¿Él o Ella? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora