Al día siguiente, la hormiga zorro se preparó para hacer sus deberes del día: preparar la comida del rey, cumplir con todos sus deseos, estar a su lado como era debido y asegurarse de que nada ni nadie lo molestara, todo eso mientras vigilaba a sus dos sous chefs para que no hicieran un desastre en la cocina.
¡¿Cómo era posible que Sutā pasara de ser un guardia real a ser prácticamente un mayordomo?! Pobre de él, lo "explotaban" como nunca antes; de los cuatro guardias reales que poseía Meruem, ¡sólo a Sutā le tocó ser la esclava del rey! Pero a pesar de ello no le incomodaba en lo absoluto, ¿Y cómo no? Si sólo se la pasaba en silencio sin decir ni pío hasta que el rey se enojaba porque él no decía ¡nada!.
De un tiempo para acá, como ya antes se había demostrado, a Meruem le causaba cierta fascinación que el zorro le llevara la contraría o le fuera desafiante, pero desde que el día inició, ¡simplemente ha aceptado todas sus peticiones y acciones! ¡Sin ninguna represalia! Claramente el rey hormiga no se sentía a gusto con ello, ¡quería alguien con quién hablar! No a un guardia real que solamente siguiera órdenes, para eso entonces mejor se hubiera quedado con Pouf que sólo le era un lame botas.
Esto podía parecer extraño, pero simplemente era la realidad de las cosas; Meruem hacía y decía todo lo posible para que Sutā lo desafiara o siquiera le llevara la contraria, sin embargo, todos sus esfuerzos eran inútiles y ¡peor aún! No podía regañarlo o golpearlo por el hecho de cometer errores y eso se debía ¡porque hacía bien su trabajo! Era frustrante. Así que al final se rindió y dejó de idear cosas para conseguir lo que quería… pronto comenzó a aburrirse.
Todas esas acciones antes hechas por la hormiga no habían pasado desapercibidas por Sutā, ¡él se había dado cuenta de todo! Y de lo que quería lograr el rey, pero ciertamente le pareció gratificante que no logrará conseguirlo y eso se debía a que el joven zorro se encontraba feliz; la noche anterior tuvo mucho que ver en que su estado de ánimo fuera de maravilla el día de hoy, por eso fue que cumplía con todos los caprichos de Meruem sin rechistar.
Medio día había transcurrido y esos dos seguían de la misma forma, uno estando con un humor de amargado por no obtener lo que quería y el otro bien alegre porque su día se encontraba de lo más gustoso.
—¿Hasta cuándo vas a seguir con ese ánimo de perro consentido? Estás colmando mi paciencia —dijo el rey con voz ronca sin dirigirle la mirada.
Su guardia real prevalecía a un lado de él, esquinado un paso y medio hacia atrás; dadas las circunstancias, la hormiga zorro ya estaba consciente de que Meruem se había rendido, entonces suspiró internamente y se dijo a sí mismo que le daría el gusto, pues de cierto modo verlo así ya le estaba ocasionando algo de "lástima", por ende le dijo —¿Perro consentido? ¿Parezco un perro? —se señaló hacia sí mismo mientras observaba a el rey para que le explicase mejor a qué se estaba refiriendo con eso.
Meruem le miró de reojo y solamente liberó un "Hmph", luego le respondió —¿Crees que soy ciego? Me doy cuenta de que tu mente está perdida en otras cosas… fuera de lo que no tenga que ver conmigo… hubiese preferido mejor matarte que haberte dejado con vida —aquellas últimas palabras las dijo en un murmuro.
Sin embargo, los oídos de Sutā son lo suficientemente delicados como para haberle escuchado, lo cual sin duda ocurrió pero aparento no haberlo hecho, así que nuevamente habló, diciendo —Me doy cuenta de que no lo es, pero si me lo permite, ¿Por qué es que le molesta tanto? Y me percato de ello porque le conozco de cierta forma, majestad —el zorro había cambiado su postura y ahora simplemente se encontraba viéndolo.
Él le miró estrepitosamente con su semblante fruncido y luego dijo —¡¿Crees que me conoces?! —mientras que al mismo tiempo se levantaba y con su cola le daba un fuerte golpe en la mejilla —No hagas como si nos conociéramos, tú sólo me sirves. ¡No te creas más de lo que no eres! —gritó con euforia para en seguida darle la espalda e irse.
ESTÁS LEYENDO
¿Él o Ella?
FanfictionTraído a la vida su deber es proteger a la reina hormiga mientras está alimentando al que próximamente sería el rey de éste basto mundo o eso era lo que ella creía, pues, no contaría con que el propio rey la matara. Fokkususutā una hormiga sin ningú...