Capítulo XV

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El tiempo se congeló para Sutā, más no para Meruem, él sólo admiraba todo rasgo facial y físico de la hormiga frente a sus ojos, entonces una pregunta rondó por su mente, ¿Por qué quería saber más de él? Conocer todo acerca de Sutā sin que se le escapara ningún sólo detalle… ¿en qué momento comenzó a darle este tipo de interés por el zorro? Ni él mismo podía responder ante esta incógnita, lo único que lograba tener en claro era que justo ahora quería ser el centro de atención de Fokkususutā.

Pasó casi alrededor de un minuto para que el joven zorro reaccionara y se apartara gentilmente del rey hormiga a la vez que se ponía de pie, carraspeó la garganta y en seguida dijo —Será mejor que me retire, alteza —, aquel rastró de rubor en su cara se había desvanecido por completo, sin embargo, una confusión muy marcada fue lo que detalló la vista de Meruem en Sutā.

El guardia real quiso retirarse del lugar pasando por un lado de su majestad, lo cual fue una muy mala idea, ya que éste hizo un movimiento con su cola para que la hormiga detuviera su andar; Sutā se desconcertó, por ello giró levemente la cabeza para ver a Meruem, quien no le veía en lo absoluto y solamente se mantenía con una postura firme. Tuvieron que transcurrir determinados segundos para que el rey le dijera —Esas dos hormigas insignificantes que te ayudan en la cocina pueden hacer el trabajo sin que tú estés presente. Si bien te recuerdo tú debes de permanecer a mi lado protegiéndome… —, continuamente a lo establecido se dio la vuelta para encontrarse con la figura humana/zorro que aún prevalecía viéndole, entonces un ligera sonrisa, pasada desapercibida para Sutā, se figuró en los labios del rey como si fuese una brisa de aire; cuál sea eso que sintiera Meruem por ese zorro posado frente a sus ojos, sin cuestión alguna estaba dispuesto a descubrir aquello inexplicable, —. Eso es lo que te concierne en este momento.

Una especie de ambiente raro empezó a formarse, claramente el joven zorro podía negarse y hacer molestar a la hormiga rey como era su costumbre, pero ¿ahora? ¡Vaya que se le fue difícil! Una parte de Sutā quería no salir de esa habitación, pero la otra mitad ¡añoraba ya no estar ahí! ¿Qué clase de mierda le estaba ocurriendo? ¡¿Por qué ahora dudaba?!, era el debate que tenía internamente Sutā luego de oír a Meruem.

El nombrado de colores naranja se dio a la tarea de ponerse cabizbajo, donde consecutivamente sonrió y negó con la cabeza, —Debo estar alucinando cosas —musitó el joven zorro, aunque no fue lo suficientemente bajo como para que el rey no le escuchase, por lo que terminó sucediendo algo inevitable.

—No alucinas nada. Es claro lo que te estoy diciendo —respondió la hormiga de pintas verdes, lo que causó que Sutā respingara por el susto y alzara la vista.

Ay, sí me escuchó —pensó el zorro, —¡Oh! Ya veo —contestó haciendo disimular su reacción de antes, —, entonces su majestad quiere que me quedé… ¿hay alguna razón en específico? —finalizó con una pregunta.

Definitivamente Meruem se dijo a sí mismo si este guardia real suyo era un total imbécil o de plano sí no tenía la menor idea del porque se lo decía, por lo cual le hizo el comentario —Hacerme repetir lo mismo dos veces… merece que te mate por insolente —mientras removía su cola para amenazar con atravesar el cuello del zorro.

Sutā no objetó al instante ya que simplemente dejó que el rey lo amenazara, pero pasando poco tiempo dijo —Su alteza no necesita que alguien le proteja, ya es fuerte y hábil de nacimiento, por lo que… —, sus palabras se vieron interrumpidas por cierta hormiga mapache que abrió de golpe la puerta, llamando la atención de ambas hormigas.

—¡Sutā-sama! ¡Tiene que venir rápido…! —gritó la joven percatándose al momento de que había interrumpido en algo que parecía ser importante, pues tan pronto como hizo su aparición, Meruem ya quería matarla y descuartizarla… al menos eso le dio a entender esa mirada fría y cínica que le dirigió, —Sutā-sama, ¿Cómo puede aguantar esta clase de tratos? Si yo fuese usted ya estaría muerta —quejó y lloró internamente, Keiya.

¿Él o Ella? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora