Capítulo II

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Creo que me pase de fuerza…tal vez no podrá usar ese brazo por un día aunque por ser ella puede que sólo le tome unas cuantas horas, pero eso no es lo que me preocupa…

—¿Qué me hiciste? —preguntó molesta, sin embargo, el efecto del entumecimiento en la movilidad de su brazo no tardó en volver —No te quedes callado, hormiga, ¡responde la pregunta! —parecía estar perdiendo la paciencia.

Mmh…eso me demuestra su nivel de fuerza al igual que su carácter.

—Nada, sólo te dejé inmóvil el brazo por un rato aunque no sé cómo se encuentre tu ¿Nen?, sí…¿así se llamaba? —respondí tranquilo-calmado, casi que lo normal de todos mis días.

Se desconcertó la gatita y fue entonces que se dio cuenta que la energía esa que todo mundo tiene dentro no pasaba hacia su brazo derecho —¡¿Bloqueaste mi Nen?! —expresó muy molesta.

—Na, na, na, a mí no vengas a encaramar la culpa, que yo bien te dije que me quería ir y tú viniste, y me agarraste como medidor de fuerza —le contesté, lo cual pareció no gustarle, pues, me empezó a atacar como un gato harto de que lo hayan molestado por un buen rato. Minutos más tarde —Me puedes decir ¡¿por qué diantres estoy colgado de un árbol?!, sólo me defendí no quería morir y ¿así es como me tratas? —estaba colgado encima de ella mientras que la muy desgraciada estaba bien sentadita en el suelo con la cabeza de aquel humano entre sus piernas.

Nya~ si no te callas te amordazare —volteó hacia arriba con una expresión amenazadora la minina.

Jeje, vamo a ver cuánto te dura la paciencia.

—Mejor cállame con tus besos, preciosa —expresé a lo cual ella me miró confundida —Porque desde aquí arriba haces que tu apariencia se vea aún más encantadora —mostré una dulce sonrisa coqueta, pero no contaba con que ella mostrará una expresión avergonzada, por ello me hizo cambiar mi sonrisa a una divertida, no obstante, de un momento a otro caí al suelo ya que ella había roto la cosa que me hacía colgar —Ayy, ¿no pudiste ser más amable, princesa? —cuestioné sentándome mientras me sobaba la cabeza.

—¿Por qué dijiste aquello?, responde —ordenó la minina haciendo una expresión que para mi punto de vista se veía adorable.

¿Sabías que me gustan las controladoras?.

—Tal vez porque es cierto —hablé irónico —Parece que tú y yo iniciamos con el pie izquierdo, prefiero empezar de nuevo, mi nombre es Fokkususutā y ¿usted mi bella dama es…? —me había levantado del suelo para volverme a presentar haciendo una pose caballerosa para esperar la respuesta de aquella gatita, que muy bien ya me sabía el resultado.

Soltó un bufido molesto —Neferpitou —respondió cruzándose de hombros y dándome la espalda.

¡Ja!, le atiné.

—Debo decir que es un hermoso nombre para tan bella princesa —ya bro, parale a tu cantón, ni que fueras Romeo conquistando a su Julieta.

La gatita volteó a verme por inercia ante aquellas palabras y parecía estar ¿sonrojada?, pero instantáneamente se volvió a voltear —Deja de decir palabras sin sentido, es más tú no deberías de estar aquí, ¿no que ya te ibas? —me reí por lo bajo y ella pareció escucharme —¡¿De qué te ríes?! —preguntó molesta y sin entender.

—De algo que al parecer aún no entiendes, prrrincesa —expresé lo último como forma de ronroneo —Pero respondiendo a tu pregunta anterior, ¿no crees que se vería mal si me voy y dejo a un guardia real aquí solo en tan pleno desastre? —cuestione con ironía.

—Pero si dices que fue porque yo lo ordené no tendrías problemas —respondió con el mismo tono igual de irónico que yo.

—Touché, aunque prefiero mejor conocer a uno de los tres guardias reales que a tener que lidiar con el latoso de Rammot —me alcé de hombros esperando una respuesta por parte de ella, pero sólo se sentó, junto con la cabeza del humano, en el otro extremo al frente de mí, por ende copié su acción y sólo nos limitamos a observarnos —¿No te aburre tener que espe…qué se supone que esperamos? —pregunté confundido.

¿Él o Ella? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora