13. Aire libre

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Marie había decidido no preguntarle a Zayn por Liam . Sabía que no era asunto de ella y que él probablemente se enfadaría con Shelly por habérselo contado. Durante los últimos cinco días, la joven había estado cuidando de ella, hablándole sobre Mustang, los simpáticos vecinos del pueblo y sobre su amor por Sam Black. Shelly no parecía notar que Marie le contaba muy poco sobre su vida, pero ella estaba tensa. Tenía que ser prudente cada vez que decía algo. Nunca olvidaba que estaba interpretando un papel, el de la prometida de Zayn Malik. Inicialmente, la compañía de Shelly le recordaba el tiempo que solía pasar con su hermana. Alicia y ella solían charlar sobre moda, hombres y matrimonio. Pero recordar a Alicia y su marido la llenaba de amargura. El sábado por la mañana, Marie se había despertado como siempre, con la esperanza de que, al abrir los ojos, podría ver la luz del sol y la habitación en la que llevaba cinco días durmiendo. Pero la esperanza solo había durado un segundo. En cuanto entró en la cocina, supo que no era Shelly quien estaba haciendo café.

-¿Zayn?

-Sí. ¿Cómo has sabido que no era Shelly?

-Porque hueles de otra forma-contestó ella. No quería decir más, no quería decirle que su aroma masculino provocaba en ella un efecto que ningún otro podía provocar.

-¿Por qué estás en casa hoy? ¿Habéis resuelto el caso Casanova? -No. Tienes una taza de café delante de ti -dijo Zayn, sentándose frente a ella-. No tenemos pistas, ni huellas, nada -la frustración en su voz era evidente-. Ah, casi se me olvida, tengo un regalo para ti.

-¿Un regalo? -el corazón de Marie dio un curioso salto. ¿Zayn le había comprado un regalo?

-Es de Vic -dijo él. Marie tuvo que disimular su desilusión. Por supuesto, Zayn no iba a comprarle un regalo. ¿Por qué iba a hacerlo? Ella solo era una obligación-. Pon la mano. Marie hizo lo que le pedía y Zayn depositó un objeto en ella. Cuando pasó los dedos por la superficie del objeto descubrió que era una pastilla de jabón. Olía a menta, como Vic. El alguacil siempre olía a jabón de menta. -Es un pez -dijo, triunfante. -Exacto. Vic hace animales con pastillas de jabón y no se le da mal. -Qué detalle acordarse de mí -murmuró Marie, conmovida-. Zayn, ¿crees que puedes resolver el caso Casanova quedándote en casa conmigo?

-No, pero he pensado que tomarme un día libre me ayudaría a ver las cosas con perspectiva.

Zayn había sido irritantemente amable con ella desde que se habían besado. En realidad, habían pasado poco tiempo juntos desde aquella noche. El se iba a trabajar muy temprano y volvía tarde a casa. -Esto empieza a ser como una cárcel -suspiró Marie, tomando un sorbo de café. Zayn se quedó en silencio durante unos segundos.

-No sabía que mi casa te parecía una cárcel. Marie suspiró.

-Me parece que estoy en la cárcel desde la noche que mi hermana y su marido fueron asesinados. Las celdas cambian, los carceleros cambian, pero yo sigo siendo una prisionera -intentó sonreír-. Al menos, Shelly era más agradable que Kent Keller, que no solía decir ni una palabra. De nuevo, Zayn se quedó en silencio. -Quizá a los dos nos fuera bien un cambio -dijo por fin-. ¿Por qué no nos vamos de acampada? Podríamos irnos ahora y volver mañana por la mañana.

-¿Lo dices en serio?

La idea de salir de allí la alegraba y la asustaba al mismo tiempo. Estaba cansada de pasear por la casa y un cambio de escenario sería emocionante. Pero sabía que, fuera de aquella casa, volvería a depender totalmente de otra persona.

-Lo digo en serio -contestó él, levantándose -. Creo que es lo que los dos necesitamos. Siempre pienso con más claridad cuando estoy al aire libre y tú podrás salir de tu celda. ¿Te apetece?

El arbol de los BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora