Au moderno! Sabito y Sanemi Shinazugawa

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Sabito se puso a tu lado para ver tus calificaciones, un suspiro salió de tu boca. Tu amigo puso una de sus manos en tu cabeza y luego revolvió tu cabello. Volteaste a verlo, frunciste el ceño y él sonrió.

—Tú sacaste mejores calificaciones que yo —te quejaste. —¡Sanemi es tan malo!

—Podría mejorar tu calificación si no te la pasaras diciendo ese tipo de cosas cada que te doy un número justo —escuchaste una voz en frente tuyo.

Tragaste saliva.

—¡Sumimasen, sensei! —te disculpaste.

Todo tu rostro se puso rojo, tu profesor de matemáticas no respondió nada más y se alejó de tu lugar. Cuando volteaste para hablarle a Sabito, no se encontraba ahí. Entonces giraste y lo encontraste sentado detrás de ti. Suspiraste, tus calificaciones habían estado bien por un tiempo, pero al parecer bajaron un "poco" desde que Sanemi empezó a enseñar letras dividiendo más letras al cuadrado. Sabito en muchas ocasiones te dijo que debías estudiar, claro que le hiciste caso, pero aún así te resulta difícil retener información que te cuesta procesar; en lugar de que se resuelvan tus dudas, se crean más dudas en su lugar.

Sanemi empezó a llamar a tus compañeros uno por uno para que devolvieran los exámenes, no querías siquiera recordar tu calificación. Cuando fue tu turno, te paraste con la hoja en la mano y se la diste; él te anotó en su lista y antes de que te fueras te habló.

—Podría ayudarte a estudiar fuera de clases, _______ —tus ojos se iluminaron con sorpresa en respuesta.

—Eso sería molesto para usted —comentaste insegurada. —Pero si no le molesta, acepto gustosa.

—Si te lo estoy proponiendo es porque no me molesta, lo que me causa conflicto son tus calificaciones. Lograbas pasar con un 6 o 7, ¿pero sacar 3?

Una risita nerviosa salió de tu boca.

—Es difícil, eh... —no supiste que decir.

—Búscame después de clases para que hablemos bien sobre esto, debes mejorar tus calificaciones.

Asentiste, volviste a tu asiento.

—¿Por qué no solo estudias cada noche? —preguntó tu amigo, volteaste.

—Bueno Sabito, si pudiera ser igual de inteligente que tú; creeme no estudiaría —respondiste frunciendo el ceño. —Es difícil que aprenda algo que no me llama la atención.

Él suspiró.

Terminó la clase de matemáticas, entonces tus compañeros empezaron a salir; algunos dirigiéndose a sus clubes, otros sólo salían para regresar a casa. Tú también saliste, Sabito iba a ir contigo de regreso a casa, pero le dijiste que no hacia falta. Se fue sin decir nada o preguntar el porqué de tu decisión. Cuando Sanemi salió del aula, lo seguiste comenzando a caminar a su lado, sin embargo no sabías como comenzar con lo que te había dicho; sigues sintiendo una pena y vergüenza enorme por tus calificaciones. No fue hasta que el de orbes amatista habló que tú también lo hiciste.

—¿Por qué no dices nada? Es incómodo.

—¡Lo lamento! —te disculpaste. —Entonces, ¿de verdad me ayudará?

—Ya te lo dije, ¿no? Lo haré —entró a un aula, sacó un par de papeles de su maletín y los guardó.

Te quedaste esperando en la entrada.

—Si quieres puedes elegir donde vernos, si nos quedamos aquí en la escuela o nos vemos afuera, preferiría que fuera aquí por-

Lo interrumpiste.

Kimetsu no Yaiba | One Shots  | #2 PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora