Kimetsu no Yaiba | One Shots | #2 PAUSADO

Tanjiro Kamado

Miraste las manos de Tanjiro, tragaste saliva y desviaste la mirada. Hace mucho mucho frío, puedes sentir como el viento helado golpea tu cara y congela tus manos; casi comenzabas a temblar. Tienes miedo de lo que pueda pasar en el lugar, esta montaña donde te encuentras con tu compañero da miedo, sin embargo no querías mencionarlo o quejarte para no molestar, Tanjiro es demasiado bueno, de seguro buscaría cualquier solución para que te sientas cómoda y segura. Te encuentras hundida en tus pensamientos, volverte cazadora de demonios fue una decisión más o menos forzosa, así que tu miedo por los mismos sigue siendo un poco mucho. Agradeciste haber encontrado al chico de pendientes un par de misiones atrás, y que se volvieran amigos. Sin embargo estabas tan metida en tus pensamientos cuando él te habló que no supiste responder de manera correcta.

—No —fueron las palabras que salieron de tu boca.

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? —preguntó con ese tono amable típico de él.

Frunciste el ceño con confusión, tu expresión de inmediato cambió al procesar tu respuesta. No habías escuchado lo que te preguntó antes, pero tampoco podías elegir una de tantas preguntas que pueden ser posibles.

—S-solo tengo frío... —respondiste mirándolo.

—¡Saldremos pronto! No te preocupes por eso, si tienes demasiado frío podría-

Lo interrumpiste.

—Tengo miedo —confesaste.

Tanjiro relajó su expresión, una sonrisita delicada apareció en su cara; dulce y gentil. Puede comprender en su totalidad el motivo de tu miedo, dio un paso hacia ti, estirando sus brazos en el acto; así pudiendo abrazarte. Tragaste saliva, correspondiste al abrazo, pero debido a que trae consigo la caja con Nezuko, tus manos fueron a sus hombros en lugar de su espalda. Es cierto que la calidez y confort que el de orbes rojos te está ofreciendo es buena, aún así sólo logró ponerte más nerviosa, no por los demonios o algo por el estilo; es tan tranquilo y bonito estar cerca de él que no quieres separarte, sumándole a eso el hecho de que huele bien, tú solita estabas dificultando más las cosas con esos pensamientos.

—¡Terminaremos este trabajo y te invitaré a cenar! —dijo él una vez se separó de ti.

Sonreíste.

—Muchas gracias, pero no hace falta que lo hagas —respondiste volviendo a caminar. —¡Lo haré yo!

—¡Me niego, _______-chan! —respondió riendo. —Yo te invitaré.

—Quien pague primero entonces —los dos comenzaron a reír.

Siguieron su camino. Casi te tropiezas con un algo, Tanjiro te sostuvo impidiendo tu caída, volteaste al piso y te encontraste una extraña masa de carne; tenía un ojos y unas manos pequeñas las cuales estaba estirando, te dio asco.

—Es un demonio —dijo Tanjiro mientras se agachaba para ver aquella cosa rara. —Uno raro.

—Terminemos con esto rápido, es tenebroso —dijiste mientras sacabas tu katana para cortarlo.

No les costó mucho encontrar al verdadero demonio, estaba distraído comiendo alguna parte de un cuerpo; les fue fácil matarlo, no solo porque era débil sino que también se encontraba distraído. Cuando Tanjiro dejó de oler demonios cerca, dieron otra vuelta para confirmar si ya no quedaban demonios, y  en efecto; todo se encontraba limpio. Kamado y tú salieron de la montaña, en donde también se tardaron un tiempo. Así que su plan de cenar se arruinó.

—Creo que dormiré en lugar de cenar —suspiraste deteniendo tu caminar. —Calculo que son aproximadamente las 4 casi 5 de la mañana.

—¿Entonces deberíamos buscar un lugar donde descansar? —preguntó.