Kagaya Ubuyashiki

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Corriste para seguir a las niñas, te habían pedido ayuda, sin embargo, terminaste en uno de sus juegos. Se metieron entre los árboles y la maleza, suspiraste; sabes que quieren que las busques. Te detuviste, debido a tus pensamientos olvidaste el camino por el que se fueron, estás segura de que ellas saben volver solas, pero te preocupa lo que les pueda pasar. Recordaste lo que solía decirte tu mamá; "cuando no sepas a dónde ir, ve a la derecha, ahí estará tu destino", siempre pensaste que la última frase sobra en la oración, sin embargo ahora como tu última opción; no te queda nada más que tomarlo.

Te metiste entre los arbustos, de seguro te hiciste uno que otro rasguño en el acto, cuanto saliste de entre las plantas, casi te caes de cara, lograste poner tus manos frente a ti antes de que eso sucediera. Cuando subiste la mirada, todo tu rostro se puso rojo, tragaste saliva y agradeciste no haber dicho nada; puesto que la persona en delante de ti, es Oyakata-sama. Te levantaste del suelo, sin siquiera limpiarte las manos comenzaste a hacer muchas reverencias, de verdad sientes pena por casi caerte, cuando él te miraba.

—¿Estás bien, mi niña? —su voz tranquila y tono de preocupación inundó tus oídos.

Eso sólo te hizo sentir más nerviosa.

—¡Lo estoy! —respondiste aún sin mirarlo. —Lamento molestarlo...

—Está bien, ¿qué hacías jugando entre los arbustos? Pudiste haberte lastimado, estabas apunto de caer.

—Llegué hasta acá sin querer, estaba buscando a... —te acordaste de ellas.

"Si querían que esto sucediera, las voy a-" suspiraste, ni siquiera habías terminado tu oración. Fue entonces que por fin miraste a Kagaya, estaba mirando unos crisantemos.

—Usted tampoco debería de estar aquí, su salud no es del todo óptima —dijiste acercándote a él.

Una risita salió de su boca, la curva de sus labios que forma una sonrisa no desapareció. Procesaste tus palabras, te diste cuenta de lo tonta que fuiste al decir algo tan atrevido como eso, cuando querías corregir y disculparte; él habló primero.

—Me siento feliz de que te preocupes por mí —dijo. —Desde que falleció mi esposa he intentado no estar triste, pero la extraño.

—Oh... —no sabía que decir. —¡Puede que ella ya no esté aquí pero usted todavía es joven!, quiero decir... Quizás pueda encontrar a alguien que lo vuelva a enamorar.

Te pusiste a su lado y luego te agachaste para tomar una de las flores, la cortaste con cuidado. Te volviste a parar y te acercaste a Kagaya, él te miró. Estirando la mano hacia su cabello, pusiste la flor en el. Eso le sorprendió ya que no se esperaba algo así, su sonrisa no cambió; al contrario, se hizo más grande.

—Todos somos en algún momento somos como las flores... ¡Usted es muy atractivo, Oyakata-sama! Por favor disfrute de su juventud.

—Eres sabia, _______ —te sorprendiste cuando dijo tu nombre. —Tomaré tu consejo, muchas gracias por ello.

Llevó su mano al lugar donde colocaste la flor. Sonreíste al notar lo lindo que se ve, fue entonces que cruzaron miradas, y tú desviaste la tuya con rapidez. El patrón se agachó un poco, también cortó una flor con cuidado; y repitiendo tu acción, la dejó en tu cabello. Lo miraste con sorpresa, no obstante volviste a la realidad.

—¡De cualquier manera disculpe mi atrevimiento! —dijiste tan de repente que Kagaya se sorprendió. —No le vaya a contar a Kanae, de seguro le contará a Shinobu y me regañará.

—Para nada, _______, en cambio hablaré maravillas de ti. No estás siendo atrevida, disfruto hablar contigo.

—Es muy relajante hablar con usted, Oyakata-sama... Pero tengo una duda, ¿cómo sabe mi nombre?

Kimetsu no Yaiba | One Shots  | #2 PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora