Kimetsu no Yaiba | One Shots | #2 PAUSADO

Tanjiro Kamado y Obanai Iguro

Tus ojos se iluminaron cuando te diste cuenta que lo lograste, no moriste en el intento. Tus piernas duelen y te cuesta mantenerte de pie, sentiste como ibas a caer hasta que unos brazos te atraparon; abriste tus ojos de sorpresa, tu cara se puso roja. Fue entonces que despertaste por completo, aquella persona te ayudó a estabilizarte, volteaste a verlo y le agradeciste haciendo una reverencia.

—No te preocupes.

Volteaste a ver a la persona, su sonrisa tan linda hizo que tu corazón se acelerara.

—¿Estás bien? —agregó.

—¡S-sí! Muchas gracias... Yo realmente me gustaría agradecerte mejor.

—No te preocupes de verdad —insistió mientras movía las manos de un lado a otro.

Un cuervo se paró en tu hombro, no habías puesto tanta atención, pero por lo que sabías desde antes tu ave tiene la función de ser un mensajero. Lo miraste y luego acariciaste su cabeza, sin embargo en cuanto levantaste la mirada, viste al niño azabache caminando hacia una de las niñas, corriste haciendo que tu cuervo volara; lograste tomar a la persona en frente tuya y la jalaste antes de que pudiera hacerle algo a una de las niñas. «Debo de estar más atenta...» pensaste mientras tirabas al chico. Frunció el ceño, entonces te gritó.

—¿Qué diablos te sucede? —se levantó y se acercó peligrosamente a ti.

—Sé lo que ibas a hacer, ¡a nadie le importa que ya quieras tu katana! —lo retaste.

—Tú, niña tonta...

Iba a golpearte, pero el mismo joven que te ayudó lo detuvo.

—¿Terminaron de hablar?

—¡Sí, sí! Lo lamento mucho...

—Elijan entre estos pedazos de acero tamahagane —la niña quitó la manta y se movió.

Te pusiste a un lado del chico de pendientes, el azabache murmuró algo; volteaste a ver a los demás. Parecía que no sabían cual elegir, diste un paso y te acercaste para ver el acero, tocaste los dos que te llamaron la atención, pero elegiste uno pequeño. Luego de eso los demás pasaron. Cuando era hora de irse te aseguraste de no haber perdido nada, bostezaste; tienes sueño, mucho sueño, comenzaste a caminar para regresar a tu hogar, sin embargo el mismo chico de las otras dos ocasiones te detuvo. No pudiste evitar sentir curiosidad por él, sumándole a eso que es muy lindo.

—Puedo acompañarte, si gustas —tus mejillas se calentaron.

Desviaste ma mirada y las tocaste, tus manos están frías.

—Tú también debes de estar cansado... Digo, yo no estoy tan cansada...

—¡No te preocupes! Estoy bien, no me molesta ayudarte puedo hacerlo con gusto, mi nombre es Tanjiro Kamado.

—¡_______!, Lamento no haberme presentado antes.

—¿Entonces?

Tanjiro ladeó un poco la cabeza esperando tu respuesta.

—Muchas gracias, de verdad, Kamado-san...

Quien diría que te terminaría cargando...

• • •

Miraste a todos tus compañeros quienes se encontraban desmayados e incluso había algunos muertos, el lugar es oscuro y tenebroso, no creíste que esta misión sería tan difícil, pero aunque llegaste sola; estas personas que quizás venían en grupo terminaron de esta manera. Mordiste tu labio con preocupación al no ver a nadie más, sentiste algo extraño y al voltear cortaste a una araña que se estaba acercando. Tragaste saliva: «que asco...» Tragaste saliva, viste como dos personas corrían, frunciste el ceño y cuando te diste cuenta de quienes eran, también comenzaste a correr. Los seguiste, sin embargo fuiste más allá, viste  Tanjiro corriendo a lo lejos con Nezuko en brazos; sin embargo había una persona saltando de rama en rama también persiguiéndolo.