Obanai Iguro

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Se supone que es "yandere" pero no sé que tan yandere sea XD, ustedes diganme al final y le cambio el nombre XDD

Se supone que es "yandere" pero no sé que tan yandere sea XD, ustedes diganme al final y le cambio el nombre XDD

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Obanai es un pilar, por ende está ocupado con demonios que no pueden derrotar los cazadores novatos. Hay excepciones, claro, pero deben de ser muy urgentes para que se ocupe en otras cosas, esta vez fue una petición personal por parte de Oyakata lo que le hizo poner atención en otra persona. En un principio se trataba más que nada de trabajo, no se opuso ya que el patrón lo pidió personalmente, pero conforme pasaron los días un sentimiento inconsciente comenzó a nacer en su interior. Eres una joven, hija de una familia japonesa que si bien no son millonarios, tienen un buen puesto en la sociedad y una relación lejana con la asociación de los cazadores de demonios; no fue sorpresa que tu familia recurriera a los servicios de ellos para una "misión" importante. Conseguir el puesto de la cabeza de la familia es difícil y más cuando hay demonios de por medio, pero… ¿Qué diablos tiene que ver todo esto?

No sólo se trataba de escoltarte a tu destino y de regreso, Iguro también debe encargarse de los demonios que encuentre en el camino para que los demás estén seguros.

—Oye, ¿todo bien? —lo cuestionaste al verlo distraído.

Te miró.

—Entiendo que esto no es algo que te guste, me habría gustado no tener que molestarte de esta manera, pero yo no tomé la decisión; Iguro-san.

—No importa —respondió desviando la mirada.

—¡Por supuesto que sí! Debo saber cómo te sientes, no quiero que la pases mal mientras estás conmigo.

Abriste la caja de madera y tomaste un onigiri de ella, te acercaste al hombre enfrente de ti para poner la caja frente a él, sus ojos bicolor se posaron sobre ti esperando una respuesta. Fue el siseo de su serpiente lo que lo hizo tomar uno, sin embargo, se detuvo al momento.

—¿Es por las vendas? —preguntaste. —Me voltearé o me iré si es necesario, pero también necesitas comer para protegernos a los dos.

Él está desconfiado, dudoso, lo notaste en los pequeños movimientos que hizo. Apoyando tu mano en el tatami te diste la vuelta, dándole la espalda. Los latidos de Obanai se aceleraron, es una acción tan simple que no entiende porque se siente así, el hecho de que respetes su privacidad y no seas tan curiosa le gusta; no eres la niña mimada y tonta que pensaba que eras. Kaburamaru se dio cuenta del sentimiento de su amigo, en cuanto se bajó las vendas para darle un pequeño mordisco al onigiri, el sabor le gustó.

—¿Estos… ¿De dónde son?

—¿Los onigiris? —casi volteas.

Kimetsu no Yaiba | One Shots  | #2 PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora