Kimetsu no Yaiba | One Shots | #2 PAUSADO

Lemon! Douma

—Mi señor, ellos lo esperan.

Uno de los seguidores de Douma le avisó, este sonrió.

—Déjalos pasar —dijo mientras agarraba su sombrero y se lo ponía.

Entró un grupo de 5 personas al lugar, se pusieron de fila mientras se arrodillaban poniendo su cabeza en el piso; a excepción de una mujer. Tenía una belleza notable y un bebé en sus brazos. El rubio se levantó sorprendiendo a la gente arrodillada, quien no dudó en levantar la cabeza para apreciar el brillo del mayor. Se agachó en frente de la mujer con el bebé en brazos, ella lo miró con sorpresa y un notable sonrojo; una sonrisa tonta apareció en el rostro de la dama cuando Douma acercó uno de sus dedos al bebé. Sin embargo el bebé no se inmutó, ni siquiera lloró.

—No sabemos qué le sucede -—dijo con preocupación la mujer. —Ha pasado casi un año desde que nació y...

—Sería muy difícil arreglarlo —habló Douma con una sonrisita.

—¿Está endemoniada?

Douma casi ríe. "Los humanos son realmente tontos" pensó mientras negaba, por lo que había visto en tantos años siendo demonio podrían ser un par de cosas; el rubio apuesta a que es ceguera. La mujer le agradeció al demonio mientras le daba a su bebé, eso no estaba en el plan... La duda del mayor se apoderó de él, sería un juego divertido criar a una niña ciega para después comerla, buenos cuidados significa buen sabor. Los orbes arcoíris de Douma brillaron cuando tomó a la niña en brazos, la mujer completamente agradecía comentó a soltar alabanzas hacia el demonio, quien sólo volvió a su lugar mientras los demás humanos le seguían el juego a la tonta humana.

El rubio no sólo se cargó una gran responsabilidad, sino que también un par de problemas; asesinar a la madre (familia posiblemente) de la niña y cuidarla hasta que sea mayor. Sin embargo Douma no sabe cuidar humanos, mucho menos niñas y debía esconderla o mentirle, quizás rogarle a Muzan que le deje tenerla. Toda una osadía que quizás sólo se vea envuelta en unos cuantos años de juego y ya.

Así fue como el tiempo pasó, como una estrella fugaz. Douma se vio envuelto en distintos problemas a lo largo del tiempo.

—______-chan, sigue mi voz —dijo el rubio, la pequeña comenzó a caminar pero se cayó.

Ni siquiera iba en la dirección correcta.

—Si estás siempre conmigo no hace falta que aprendas esto pero no lo estarás —la ayudó. —Al menos que quieras... Claro está.

—¡Siempre lo querré! —el de orbes arcoíris sonrió.

—Los ojos de las personas ciegas también son peculiares —dijo mientras se estiraba. —Nada tan lindo como los míos claro está.

—Yo no puedo ver mis ojos —respondiste intentando averiguar de donde venía su voz. —tampoco puedo ver los tuyos y no sé qué es un arcoíris.

—¿La ceguera se podrá curar siendo...? —se preguntó el rubio mientras suspiraba. —¿Quieres seguir practicando, ______-chan? O tomamos un descanso.

—¡Lo logré! —dijiste feliz acercándote a Douma. —Aquí estás.

La pequeña tú estiró los brazos buscando donde estaba el mayor. Él te tomó y te cargó.

—Vamos a sentarnos y esperar a que nos traigan de comer.

Con el paso del tiempo dejó de ser un juego y se convirtió en un deber. Douma ya no lo hacía porque tuviera segundas o malas intenciones, solo disfrutaba de tu compañía siendo tú, ahora mayor de edad. Ya no se te hacía difícil moverte, te sabes el lugar de memoria y casi no sales sola, viviendo con Douma tienes todo lo necesario y no te hace falta nada.