Capítulo 12. 606 Habitación del diablo

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Esta tía parece que nunca tiene suficiente.

Cuando más tranquila estoy, aparece de nuevo sin ser llamada. Cualquiera diría que tiene una alarma en el culo que la avisa cuando estoy "feliz" para que venga a fastidiarlo todo.

A pesar de todos mis esfuerzos por ignorarla, es evidente que su objetivo número uno es joderme la vida.

"¿Estás segura de que ha sido ella, Ellie?" Pregunta la Ellie Oscura, intentando intimidarme, como siempre.

Sí, estoy completamente segura. Tiene que haber sido ella; sólo ha podido ser ella, ¿no?


Agito la cabeza y arrugo entre mis dedos la amenazante carta, haciéndola una bola.

No sé cómo ha podido averiguar algo así. Ni si quiera la policía lo sabe.

Sea como sea, no voy a perder más tiempo creando diferentes posibles escenarios en mi cabeza.

Voy a por ella, de una vez por todas. Si no le bastaba con el moratón en el ojo, le daré otros motivos en otras partes del cuerpo para que deje de meter sus narices en mis asuntos.

Voy a acabar lo que empecé la noche de los chupitos.

601, 602, 603....

Recorro el pasillo de la residencia buscando su maldita habitación hasta que la veo: la 606.


Sin tan si quiera tomarme la molestia de llamar a la puerta, aprieto el pomo entre mis dedos y lo giro con brusquedad.

—¡¡¡No sé cuál es tu puto problema pero...!!!

Mi voz se apaga por la imagen que aparece ante mis ojos.

Lucy, la guarra, asquerosa y mal bicho de Lucy, está completamente encima de Jayson, con los brazos enroscados alrededor de su cuello. Sus bocas están prácticamente juntas, a menos de un milímetro

SÍ, ESTÁ ENCIMA DE JAYSON, MI JAYSON.

Aunque viendo lo visto no puedo, o más bien no debo, decir que sea nada mío. No sé qué más tiene que hacer para que mi jodida cabeza aprenda que no le importo una mierda.

A pesar de la imagen que se dibuja ante mí, no puedo creer lo que estoy viendo, de verdad. ¿Tan poco ha significado para él lo de esta mañana?

¡Joder, que no hace ni doce horas me estaba...!

Cuando sus ojos se cruzan con los míos, se la quita de encima bruscamente y se pone de pie, con las manos en alto a la altura de sus hombros, como si yo fuese una especie de policía que le apunta con un arma.

—Ellie, esto no es lo que...

Levanto la mano, interrumpiéndolo, y entrecierro los ojos, sin ser capaz de mirarle a la cara. ¿Enserio, piensa excusarse con esa típica frasecita?

Ya me lameré las heridas más tarde, cuando nadie me vea, como siempre.

Me trago el nudo que se estaba formando en mi garganta y cojo aire.

—Jayson, si dijera que es una sorpresa encontrarte aquí estaría mintiendo. Pero no te preocupes, no vengo a hablar contigo.

—Ellie, de verdad, yo sólo había venido a...

—¿Por qué le das explicaciones a esa guarra?— lo interrumpe su amiguita.— Ya es lo suficientemente mayorcita como para saber lo que se puede encontrar al abrir una puerta sin llamar antes.

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