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Hoy se sentía un poco más apagado que de costumbre. Se despertó en el hospital cuando una enfermera le tocó el hombro, diciéndole que necesitaba revisar a Rachel, y cuando vio su teléfono se dio cuenta de que eran las 5:00 am. Se despidió de la enfermera y de Rachel y fue a su departamento, donde se aseo rápidamente y se acostó, intentando dormir al menos dos horas antes de ir a trabajar.

Cuando su despertador sonó a eso de las 7:30, se dio cuenta de lo desanimado que estaba. Hizo su rutina de siempre, comió un rápido desayuno (solo una tostada con mermelada y un vaso de agua) y fue al hospital, comprando flores en el camino. Cuando llegó, Laura, la recepcionista, le dio un asentimiento y una cálida sonrisa al verlo.
Él solo le dio una sonrisa a medias y fue al ascensor, marcando el piso donde estaba su amiga. Fue por el pasillo que tan bien conocía, saludando a los enfermeros y doctores que se encontraba en el camino, hasta llegar a la habitación que buscaba.

Entró en silencio, a pesar de que nadie lo escucha y cambió las flores marchitas por las nuevas que había traído en un florero. Luego atrajo la silla incómoda hasta la cama y se sentó, mirando a su amiga.

-Hey Rach... Como estás hoy?- su voz sonó más ronca que de costumbre, sentía que no hablaba hace años. -Me alegro que estés bien hoy... Solo vine a dejarte unas flores nuevas, tengo que ir a trabajar en unos 40 minutos, así que... Si, solo eso. -suspiro profundamente y volvió su mirada a la ventana, las cortinas fueron abiertas, seguramente por alguna enfermera. -sabes, todo es igual desde que te dormiste... Nadie quiere verme, ni hablarme, estoy seguro que si llamo a Maddie me dirá que está ocupada ahora... Te extraño demasiado amor. -Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, por lo que parpadeó hasta que se fueron. Miro a su amiga y tomó su mano, flácida pero aún con su calor corporal. -Todo es tan difícil sin tí, te necesito tanto... Si te despiertas, prometo hacerte los pancakes con chocolate que tanto te gustan, con una buena taza de café. -suelta una risita medio forzada, y dirige su mirada al reloj de la habitación.- ya debo irme a trabajar, pero volveré pronto. Te amo.- y sin esperar una respuesta, le da un beso a en la frente a su amiga y sale de la habitación, yendo directo a la estación.

Llega justo a tiempo, así que va a los vestidores para cambiarse, cuando sale, se dirige al comedor, dónde la mayoría estaba esperando que el capitán les diga sus quehaceres.

-Buenos días a todos, hoy va a hacer algo de frío así que mantenganse abrigados porfavor.- dice Bobby, con su mirada fija en su portapapeles con una lista.- Muy bien, Jones y Smith, hoy les toca el mantenimiento del gimnasio, Eddie a tí asegurar que esté el camión equipado, Buckley te toca pulir los camiones, trapear el piso y ayudarás a Hen a reestablecer la ambulancia. Dicho esto, alguna pregunta?- dice Bobby y lo mira a él fijamente, como esperando que diga algo.- Bien, entonces a trabajar.- entonces se retira a su oficina. Buck suelta un suspiro y va a buscar las cosas de limpieza.

Una hora más tarde, justo cuando terminaba de pulir el segundo camión, suena la primer alarma. Buck mira con resignación como su antiguo equipo corre a buscar su equipaje y se van, dejándolo atrás una vez más. Entonces se pone a a fregar el piso, deseando que su descanso de una hora llegue así puede visitar a su Rachel.

Luego de casi una hora trapeando, el piso queda reluciente, hasta ve su reflejo en el. Buck mira satisfecho su trabajo, sintiendose un poco mejor. Ve a unos compañeros mirando desde el piso de arriba y le dan un pulgar arriba, lo que lo hace sentir mucho más ligero.

Al menos hasta que llegó el camión lleno de tierra, y todos bajaron llenando el piso de barro con sus botas. La pequeña sonrisa de Buck se esfumó al ver su esfuerzo arruinado. Pero se recompone cuando ve a Eddie caminando hacia él. Con una escoba en su mano.

-Esto estaba en mi camino, Buckley.- le da la escoba de forma brusca.- la próxima vez fíjate donde dejas las cosas, no quiero pagar más por tus errores.- Eddie lo mira con tanto enojo que lo asusta, así que solo baja la mirada y asiente. Eddie chasquea y al momento de pasar junto a el golpea su hombro con el suyo, haciendo tirar la escoba y el balde con agua.

-Maldita sea- deja escapar en voz baja, agarrándose el hombro dolorido.

-Fijate tu camino Buckley.- Dice Eddie y se va rápidamente al loft.

Buck suspira y comienza a levantar las cosas. Mira otra vez la entrada y aguanta otro suspiro al ver todo sucio otra vez. Escucha ruidos en la escalera y cuando mira hacia arriba, ve que Bobby está subiendo, y también ve a los novatos que antes lo habían animado dándole una sonrisa comprensiva. En eso Bobby se da vuelta y lo mira.

-Buckley, creí haberte dicho que limpies el piso, hazlo ahora o te sacaré tu hora de descanso.-Con eso vuelve a su oficina. Y Buck solo tiene ganas de llorar, pero sabe que no puede romperse en medio de la estación. Así que tragándose el nudo en la garganta, vuelve a empezar la limpieza, sintiendo el cansancio en cada uno de sus huesos.

Sabía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora