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Llegar a casa fue un desastre.

Recibí un par de escobazos de parte de la abuela cuando vio mi labio partido y el alrededor de mi ojo hinchado, alegando que la violencia no era la solución, sin embargo, ya tenía tres enormes chichones causados por ella adornando mi hermosa cabellera.

Incongruencias de abuela.

Fui a tomarme un baño mientras esperaba a que se le bajaran los humores. Cuando se hubo calmado, me llamó para ver a más detalle los hematomas y heridas para curarlas; en su época de dulce juventud había sido una enfermera, para mí suerte.

— ¿Así fue como conociste al abuelo, baba? ¿Eras esas enfermeras sexys que seducían a sus pacientes?— No tardé en recibir un pequeño golpe sobre mi cabeza por molestarla

—Baboso— Dijo riendo suavemente. Yo sonreí al verla —En realidad... el abuelo tubo que vestirse de enfermero sexy para seducirme, vino a mí así y así — puso sus manos en las caderas para luego moverlas torpemente en círculos.

La imagen mental que vino a mi mente ocasionó una expresión de verdadero asco —¡Ugh, Baba! — refunfuñé ante las carcajadas de la abuela.

No cabía duda, eramos de la misma sangre.

—Esto se te pasará en un par de días, haberlo tratado antes ayudó mucho— Tenía que darle gracias a Akaashi nuevamente— aunque no fue un golpe muy fuerte— Dijo al terminar de inspeccionar mi ojo, yo suspiré aliviado— tienes suerte, si hubiera sido yo ya no tendrías un ojo —intentó giñarme pero terminó haciéndolo con los dos ojos, parpadeando.

—Claro que sí, baba— le seguí el juego, divertido de la situación.

Su mirada se volvió enternecedora, mirándome fijamente —Me alegra que estés bien, Tetsurou...— acarició mi mejilla con cariño, puse mi mano sobre la suya para tranquilizarla.

— No fue nada, sólo unos cuantos golpes — encogí los hombros restando importancia. Ella negó suavemente con la cabeza.

—No me refería a eso— Cuando estuve apunto de preguntarle de a qué se refería, el momento fue interrumpido por el anuncio de una llegada en la entrada de la casa, que rápidamente reconocí como la voz de mi padre. Acudí a la hora en el reloj, sorprendiendome de lo 'temprano' que había llegado.

Tanto mi abuela como yo, fuimos a recibirlo.

Okaeri — le dijimos al unisono sin querer.

Mi padre lucía tan cansado como siempre. Le sostuve su maleta de trabajo mientras se descalzaba, agradeció antes de voltearme a ver con más detenimiento.

—Tetsurou— Yo atendí a su llamado. Pude ver como se llevaba una mano al rostro, en un acto de total cansancio— dime que no fue por eso que tienes en la cara que me escribiste hoy —Yo negué de inmediato

— No realmente, es otro tema que quisiera discutir a solas, cuando tengas tiempo— Baba fue a la cocina a servirnos la cena, mientras que yo caminaba detrás de mi padre, iba aflojándose la corbata de camino a su habitación

—¿Puede esperar?

— Sería mejor hablarlo cuanto antes — Sabía lo cansado que estaba, pero tal vez mañana las cosas podían empeorar y no podía sentarme a esperar que pasara algo de nuevo.

—Está bien, después de la cena—Yo asentí, yendo directamente a la habitación que usaba él como estudio para dejar su maleta.

Luego fui a ayudar a baba con la cena. Ella juraba que aún estaba joven para hacerlo sola, pero los débiles temblores en sus manos demostraban lo contrario.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora