10

220 30 29
                                    


— ¿Quieres salir conmigo?

Podría decirse que aquella vez era la primera confesión que le hacían, si le hubieran anticipado este momento, no lo creería.

Después de todo que un hombre te pida salir estando él sobre ti, en su habitación; no es algo que pueda sucederte muy a menudo.

— Suguru, no soy gay —No trató de adornar sus palabras ni mucho menos, no sería él si fuera así.

Trató de levantarse, pero Suguru volvió a poner más fuerza sobre su cuerpo, impidiéndole moverse— Una oportunidad—Akaashi frunció el ceño — vamos Akaashi ¿Cómo sabes que no eres gay si aún no has intentado nada con un chico?

Akaashi lo empujó lo suficientemente fuerte para poder sentarse y salir de esa situación incómoda — Hasta ahora no he sentido atracción por los chicos— dijo tranquilamente mientras tomaba su maleta en mano, había venido con el propósito de estudiar, pero veía que era totalmente diferente a lo que supuso. Así que se iba, no tenía tiempo que perder en cosas sin sentido como esto.

Tal vez había sido muy ingenuo al pensar que lo dejaría ir libremente, ahora su muñeca se encontraba apresada por la mano del chico de ojos afilados y cabello verde— Tampoco es que te haya gustado una mujer antes— En ese preciso momento, Akaashi dejó de forcejear; Suguru por su parte lo soltó para luego sonreír ampliamente al ver que había sembrado la duda en el pelinegro— No tengo pensado presionarte Akaashi — el peliverde volvió a sentarse sobre el suelo e invitó al contrario a hacer lo mismo con un par de palmadas a lado suyo— podemos empezar de a poco.

Lo pensó largos segundos. "Irse" era la palabra que su mente pedía a gritos, pero había una diminuta voz interna llena de curiosidad que le impedía moverse del lugar. Finalmente decidiendo intentarlo y descubrir en el proceso su orientación.

Pensó que con esa decisión no habría percusión en el resto de sus días.

Que idiota.

Las primeras semanas fueron realmente incómodas, luego fue convirtiéndose más una costumbre hasta que se volvió en una rutina pasar tiempo juntos, así fue como llegó a ser Suguru su pan de cada día.

A costa de eso, cuando él faltaba a clases o se resfriaba, comenzaba a notar que lo extrañaba, debía recalcar que adoraba el detalle del peliverde en ir a verlo y atenderle, eso se volvió en un interés propio y comenzó a formar una posibilidad de que aquel chico le gustaba.

Las atenciones que antes eran negadas, ahora eran bien recibidas, incluso muchas otras veces hasta eran exigidas; las salidas ya no eran salidas cualquiera, eran citas y, aunque todo el mundo lo viera como salida de amigos o tiempo de estudio, para ellos el tiempo con el otro iba siendo cada vez más importante.

Hubo un momento en específico, en una cita tal vez no muy fantástica; de hecho, dentro de las cuatro paredes de su habitación pero que significó mucho para ambos... o al menos, lo fue para Akaashi. Una simple mirada bastó para saber que ambos estaban sentimentalmente sincronizados y, luego de un torpe beso se dio por iniciada su pequeña aventura como amantes.

Siempre tendía a regresar hasta ese momento, ¿Qué hubiera pasado si su curiosidad no se hubiera asomado? ¿Qué le hizo sentarse a lado suyo y dejar que se le acercara? ¿Porqué le dio la confianza de llegar a su casa, entrar a su habitación y cuidarle cuando se enfermaba? Si no hubiera aceptado esa pequeña invitación, no hubiera caído rendido a sus pies.

[Juro... que te amo, Akaashi]

No se hubiera ilusionado tanto.

[Creo... que yo también...]

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora