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—Te esperaré en la entrada, no tardes mucho.

Luego de aquello, se dirigió con una sonrisa hacia la entrada, Kuroo tenía algunas expresiones realmente graciosas y ahora, no parecía ser una mala persona como los demás.

—Adiós, Akaashi — se despidió una compañera mientras él estaba cambiándose los zapatos.

Un poco confundido volteó a verle y ella le sonrió antes de despedirse una vez más, pero esta vez moviendo la mano de lado a lado; él, en cambio, sólo asintió en respuesta.

Supuso inmediatamente que eso se debía a la influencia de Kuroo, él era agradable para todo el mundo, muchas chicas le seguían cuál perro sólo para pedirles salir a reuniones grupales, en los cuales suponía pretendían coquetearle; los hombres por otro lado le pedían jugar con ellos en sus equipos para que ganaran al enfrentarse con otras escuelas; al parecer era el típico ikemen alto, galán, inteligente y deportista.

Un completo cliché

Últimamente Kuroo había rechazado las invitaciones de todos, tanto a salidas como para jugar contra otros equipos, por lo que estaba seguro que todos debían pensar que era porque andaba con él, y su mala relación con los demás le impedía compartir un mismo espacio con ellos, por eso ahora trataban de hablarle, simplemente para arrastrar de nuevo a Kuroo con ellos.

Muchas veces había mostrado esa inconformidad con Kuroo, el que todos pensaran que el mayor se negaba a todo por él le hacía sentir extraño, pero Tetsurou afirmó que lo utilizaba como excusa porque simplemente no sabía decir que no y no encontraba divertidas aquellas actividades, a excepción de Voleyball que recalcó que si lo invitaban a jugar lo haría sin dudarlo.

Al parecer le gustaba demasiado, al igual que Bokuto.

Bokuto...

Suspiró recordándolo, inmediatamente sintiéndose traicionado por que sin más, lo dejó. Era su mejor amigo desde que eran niños, mucho antes de conocer a Tsukishima en la primaria, si alguien no encajaba entre los dos era Tsukishima y aún así consiguió alejarlo de él. No podía odiarlo, quería, pero era imposible, también estuvo en sus momentos difíciles y fue un gran amigo...

Fue.

Salió del edificio llenando de recuerdos su cabeza, hasta que una notificación le alertó de un nuevo mensaje, sacó su móvil sin pensar en quién sería, divisó un número desconocido con la pantalla bloqueada y por mera curiosidad entró al mensaje, sorprendiéndose al ver que había un par de mucho antes.

No se había dado cuenta.

[Keiji, ¿podemos hablar? Estoy en la entrada, estoy seguro que estudias aquí, te esperaré en la salida, no tienes que responder este mensaje simplemente quiero que me escuches, sólo eso]

[Por favor]

[¿Dónde estás? Espero que no te hayas ido a casa]

Al principio se mostró confundido, ¿número equivocado? Leyó el número en voz alta y trato de recordar al dueño de ese mensaje.

—No puede ser...— cayó en cuenta.

[Ya te veo]

Le llegó un nuevo mensaje.

No era posible, estaba seguro que ni él ni su padre habían dicho algo a sus antiguos profesores de dónde estudiaría, mucho menos de su número de teléfono actual ¿Entonces porqué lo sabía? No tenía ganas de verlo, mucho menos de hablarle, era el causante de todo lo que le pasó y, aunque probablemente seguía sintiendo algo por él, estaba seguro que no quería relacionarse con él.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora