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—Oh, Kei— Dijo el pelinegro al abrir la puerta de su casa y encontrarse con el susodicho — No te esperaba ¿me escribiste?—Nunca, desde que se conocen, el rubio había venido sin un previo aviso, tal vez no se había dado cuenta de algún mensaje suyo.

—Lo siento, no te avisé — Contestó desviando la mirada, Keiji en seguida notó que algo pasaba con él, puesto que juguetear con sus dedos era un pequeño gesto que denotaba nerviosismo.

Un pequeño gesto adoptado de su persona.

En seguida su tren de pensamiento giró entorno a la familia del rubio, quienes de seguro ocasionaron nuevamente problemas por venir a visitarlo aquella vez, según ellos, ambos estaban en una relación y querían evitarlo a como diera lugar; claro que se equivocaban de chico, ellos sólo eran amigos; pero se sabía que era gay, era suficiente para desearle la muerte y no dejar de decirle a su hijo que no tuviera malas juntas en su entorno social.

Claramente deseaban que su hijo no fuera gay, pero era incluso más gay que él.

Si es que eso era posible.

Por suerte no sabían de la existencia de Bokuto, por lo que ambos tórtolos aprovechaban esto para verse constantemente.

— ¿Es un mal momento? — Habló el rubio.

—Para nada, estaba estudiando un poco; sólo por aburrimiento — soltó un largo bostezo antes de caminar hacia el interior—¿Qué dijeron tus padres esta vez?

Había confianza suficiente entre ellos para que Tsukishima se diera la libertad de seguirlo al interior sin una previa invitación, se descalzó y entró.

El rubio continuó su camino hasta la habitación de Keiji, no sin antes hacer una parada en la cocina por algunos bocadillos. Cuando se puso más cómodo en la cama del mayor, fue cuando decidió responder— No vine a hablar de mis padres, igualmente ya te sabes de memoria lo que me dicen siempre— rodó los ojos con molestia— son un fastidio

Keiji estaba guardando sus apuntes y ordenando su escritorio que era un desastre, había querido descifrar lo que tenía en aquella libreta que se había arruinado por completo por la lluvia de aquella vez. Era imposible estudiar con simples borrones y manchas de tinta.

¿Debería haber aceptado los apuntes de Kuroo esa vez?

Aún en lo suyo, continuó con la conversación — ¿Entonces discutiste con Bokuto? — era bastante normal que Tsukishima muchas veces no lograra soportar la actitud y personalidad bipolar de Bokuto, en cuánto eso sucedía sólo huía del lugar y esperaba a que Bokuto se recupere sólo.

Muchas veces Bokuto vino llorando a él porque Kei lo había dejado una vez más, pero siempre, siempre volvían a estar juntos; y gracias a su ayuda, porque es el único con la paciencia suficiente para hablarles a ambos y reconciliarlos. Aunque se daba cuenta cada vez más que probablemente eso no serviría para su relación. No si seguían así.

Pero a pesar de todo eso y los consejos que podía darle a Tsukishima de cómo lidiar con Bokuto, seguía siendo Akaashi quien entendía mejor al bicolor en todos los aspectos posibles.

Y Bokuto venía corriendo a él antes que a Tsukishima si algo se presentaba.

—No discutí con Bokuto — le escuchó removerse sobre su cama, fue cuando volteó a verle enarcando una ceja en son de una interrogativa. — quiero hacerte una petición.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora