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—Hola.

No tardó en voltear en dirección hacia la voz que rompió el silencioso ambiente, encontrándose con enormes ojos dorados y una sonrisa igual de enorme.

—Me llamo Koutarou ¡Mucho gusto!

El pequeño infante le extendió su mano como un saludo extranjero que en ese momento no entendió. El contrario sólo veía en silencio a aquel niño de cabello extraño, teniendo que pausar su lectura en el manga que tenía entre sus manos.

Observó la mano del contrario y luego volvió a ver su rostro.

—Akaashi Keiji— Contestó antes de volver a su lectura.

El niño de cabellos bicolor no se inmutó por no haber sido correspondido, es más, se auto-invitó a sentarse junto al pelinegro y ojeó muy de cerca las páginas.

El pequeño Keiji se encontraba abrumado por la violación excesiva de su espacio personal, pero aún así, trató de concentrarse en su lectura.

Aunque ahora, todo lo que podía ver era la cabeza del otro niño prácticamente sobre el manga.

—¡Oh! — apuntó a una viñeta en específico— Este el tomo en el que casi muere pero le ayudan esos robots de animales gigantes, el poder del segundo dios despierta y rescata a la princesa ¡estás muy atrás! —Dijo entre risas — ya hay... —contó con sus dedos— siete, no, ¡ocho tomos más! Te falta la parte en la que se les une un tipo de azul y otro dorado ¡Ah! ¡Llegan al espac...!

Akaashi volteó a ver al niño inmediatamente, fue tan rápido el movimiento que Bokuto frenó su hablar y se alejó un poco. La mirada sin expresión del contrario le puso los pelos en punta.

Más.

El silencio se hizo y Bokuto se percató de su error, era tan obvio que él mismo lo sabía.

El pelinegro recién iba por las primeras diez páginas de su manga.

—Oye, lo siento—Se entristeció, junto a su cabello; desvío un momento su vista al suelo junto a un puchero. Cuando volvió a dirigir su mirada al otro niño, se sorprendió al ver un mar de lágrimas salir de esos ojos inexpresivos —¡Lo siento, lo siento!— movía sus manos frente a él sin saber qué hacer para que deje de llorar.

Lo más raro era que su expresión no había cambiado, no emitía ninguna clase de sonido; simplemente eran las lágrimas cayendo sin cesar. ¡No sabía cómo actuar ante eso!

Al final, lo llevó prácticamente arrastras a su casa como disculpa, dejándole leer su colección de ese y otros mangas que tenía en su habitación.

Logró que lo perdonara.

Akaashi iba junto a él en la primaria, estudiaban en el mismo salón pero nunca se había atrevido a hablarle hasta ese momento en el parque. ¿La razón? Akaashi siempre andaba sólo, ocasionando que los demás niños inventaran rumores acerca de él.

Tonterías de niños que Bokuto llegó a creer, uno de ellos se trataba en evitar cruzar miradas con el pelinegro o te convertiría en piedra, perderías tus emociones y te verías como él.

Estaba totalmente asustado.

En una "prueba de valor" retada por uno de sus compañeros, le dijeron que llamara a Akaashi y que sus miradas se cruzaran para comprobar si eran ciertos todos los rumores de él.

Después de tanta insistencia y llamarlo gallina mil veces, infló su pecho de aire y gritó el nombre del pelinegro. Se encontraban en el receso, en el aula.

Tan calmado como siempre, dirigió su mirada a Bokuto, quién cerró los ojos rápidamente del susto.

—¿Sí?

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2021 ⏰

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