8.

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Desde ese día, una semana pasó. Algunas cosas comenzaron a cambiar para Akaashi.

Las emboscadas a primera hora ya no sucedían, Towada y Oyasu ya no se acercaban a él, podría decir que incluso ni lo miraban, por ende el acoso masivo que recibía a todas horas había disminuido considerablemente; lo único que no había cambiado es que seguían poniéndole cabe cuando caminaba por cualquier lugar, hablaban a sus espaldas y los Senpai lo miraban como si fuesen a saltar sobre él todo el tiempo, no lo entendía, si odiaban tanto a las personas homosexuales ¿porqué lo miraban de esa manera? era asqueroso, incluso muchos de ellos habían logrado tocarle en más de una ocasión excusándose que fue sin intención. Eran unos cretinos.

Ya era receso, y gracias a que ya no lo acosaban constantemente ahora tenía algo de dinero para su almuerzo, así que fue a la cafetería por onigiris, pero al no encontrar, se decidió por un melón pan y regresó nuevamente al salón que en ese momento se encontraba vacío.

Revisó sus cosas, sólo por costumbre, ya que durante todo ese tiempo habían pasado robándole u ocultóndole cosas así que el que no lo hicieran ahora, le parecía raro, pero lo agradecía. ¿Todo estaba mejorando? se preguntó mentalmente antes de comenzar a comer de su pan. Esperaba que sí.

Sacó su celular de su bolsillo para revisar la hora, faltaban veinte minutos para que iniciara la siguiente clase, suspiró tranquilamente antes de morder otro gran trozo de pan.

¿Hace cuánto que no había pasado un día así de tranquilo? Sin quererlo, sonrió.

La puerta del salón se escuchó deslizarse, por lo cuál dirigió su mirada inmediatamente al lugar, encontrándose con Kuroo en la entrada. Recordó lo sucedido en el techo y desvió su mirada a su pan a medio comer. Por parte del mayor, supuso que Akaashi aún seguía molesto con él y seguía sin creerle ni un pelo de lo que dijo, pensó en retirarse para no incomodarle pero quería descansar un momento sobre su pupitre, por lo que se dirigió hasta ahí.

Akaashi disimuladamente por el rabillo del ojo lo vio acercándose, al igual, escuchaba sus pasos dirigirse hasta su mesa, justo detrás de él, sentarse y luego dar un suspiro muy agotador.

El sentimiento de culpa volvió a presentarse con más firmeza sobre su pecho, tenía la necesidad de voltear y hablar sobre lo de ese día, quería disculparse y, para eso necesitaba iniciar una conversación; sin embargo, había olvidado cómo hacerlo —¿La clase de inglés te agotó?— Hizo un torpe intento. No sabía como iniciar una conversación no agresiva, los únicos con los que hablaba en la actualidad eran su padre, Tsukishima y Bokuto, de los cuáles se había distanciado un tiempo porque el rubio se lo pidió o más bien, forzó a Bokuto a hacerlo. Así que trató que su voz no sonara alterada o se mostrara agresiva, lo cuál fue un reto para sí mismo.

Kuroo se sobresaltó, no esperaba que el de rizos iniciaría una conversación, pensaba que iban a compartir largos minutos incómodos en silencio hasta que iniciara nuevamente sus clases, pero se equivocó. Por el tono de voz que empleó Akaashi y por aquella pregunta, descartó cualquier probabilidad de una conversación hostil, por lo cuál decidió responder como normalmente haría con cualquiera, como Kenma había dicho: El hecho de que sea gay no lo hace igual a él.

—¿Y a quién no? — Contestó Kuroo. Akaashi se mostró levemente sorprendido, ya que habían pasado unos segundos en silencio y había dado por hecho que nuevamente lo estaba ignorando. Se equivocó.— Encima tengo que pedir permiso para ir al baño en inglés: "mei ai gou tu" no sé qué ¡Pura mierda!— Akaashi ciertamente estaba un poco aliviado de que le contestase, se había acostumbrado a que le ignoren y había olvidado tener una conversación normal con personas que no estén en su pequeño círculo social. Se permitió soltar unas cuantas risillas ante la elocuencia de Kuroo, de alguna manera le hizo recordar a Bokuto. Lo extrañaba —Que te rías de mi frustración es muy cruel— añadió a modo de queja

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora