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Me levanté durante la madrugada, la conversación sobre el líder de los demonios me dejó un mal sabor de boca ni siquiera tomar agua ayudaba, si era cierto lo que dijo Tamayo entonces muy pronto habría una pelea.
- Preocupada - la voz de Yushiro hizo que votara mi vaso empapando todo el suelo.
- Debes dejar de asustarme - volteo a verlo de manera molesta - porque no estas... Cierto, ustedes no suelen dormir.
- Porque siempre evitas el tema.
- No lo evitó sólo... Nada.
- Si no quieres hablarlo está bien, pero no crees que es malo retener las preocupaciones... bueno ya que estas despierta porque no vas donde Tamayo-sama.
Era raro que se comporte tan lindo conmigo, su mirada reflejaba un sentimiento de anhelo ambos sabíamos la historia de Tamayo seguramente si hacia falta ella se sacrificaría por el bien de la humanidad, el miedo de perderla era lo que le preocupaba a Yushiro como a mi el miedo de perder a mis seres queridos y además de aquel demonio que se robó mi corazón.
Mire a Kaito posado por la ventana, una idea habia surgido en mí, solo esperaba que no fuera riesgosa - ve con él.
Mi cuervo como asentimiento agito sus alas para ir hacia aquel lugar ahora lo único que faltaba era el plan de Tamayo.
- Lista - solo asentí, para ir a la dirección de la castaña.
Todo tenia que salir bien y si hoy era el ultimo día en donde nos veríamos era mejor seguir el plan letra por letra.
A la mañana siguiente con el mismo traje de cazadora que habia llegado me dirigí a la finca del pilar del agua. Giyu no se encontraba en ninguna parte y seria imposible que este en una misión.
Cierto se me habia olvidado del entrenamiento, salí en busca de mi mejor amigo topándome con varios cazadores que alguna vez compartí en una misión, pasé por los lugares en donde estaban los demás pilares pero ninguno se percataba de mi presencia, seguí dando pasos hasta llegar con la persona a quien quería ver.
- Giyu grite a lo alto para que me escuchara y así lo hizo.
Cuando nuestras miradas se rencontraron, pude ver la felicidad que siempre ocultaba ante todos, soltó su katana con la que estaba entrenando y corrió hacia mí.
- Te e... - no pude terminar la que iba a decir ya que me tomo en sus brazos fuertemente.
- Yo también te extrañado.
Su agarre aún era fuerte parecía que no le importaba que varios se nos quedaran viendo.
- ¿Qué paso? ¿Dónde estabas? Te busque por todas partes pero parecía que la tierra te había tragado.
