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EL CIELO SE TORNABA CADA VEZ MAS OSCURO, el frio aire era tu compañía en los caminos de aquel pueblo en donde te encontrabas para cumplir tu misión

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EL CIELO SE TORNABA CADA VEZ MAS OSCURO, el frio aire era tu compañía en los caminos de aquel pueblo en donde te encontrabas para cumplir tu misión. Las personas aun seguían en las calles sin temor a que algo pudiera suceder, aquello era extraño. Pues al ver sido enviada aquí por extrañas desapariciones pensaste que al llegar la noche las personas del lugar se irían corriendo a encerrar en sus casas, en cambio caminaban de maneja tranquila y sin ningún apuro.

Al pasar ya tiempo el lugar se comenzaba a despejar, pasaste por los caminos menos concurridos esperando hallar algo, pero no obtenías nada. Parecía que el demonio se escondía muy bien o eras tú que pasabas algo desapercibido.

Te detuviste en medio de varios caminos y uno de ellos te llamo la atención, al ver que a lo lejos se encontraba alguien en el suelo. Tomaste el mango de tu katana, pues no sabias si el sujeto allí era un demonio o alguien que en verdad necesitaba ayuda.

— ¿Señor? – te acercaste, al no percibir algo malo en aquel hombre.

Dejaste tu katana a un lado, inclinándote hacia el para verificar si tenia alguna herida, pero antes que pudieras hacerlo el hombre reacciono tomando una de tus muñecas fuertemente.

— Niña, ingenua – escuchaste.

Trataste de tomar tu katana, pero esta fue alejada por alguien mas que puso un pañuelo sobre tu rostro, tratabas de alejarte, pero tus defensas decían, desvaneciéndote en los brazos de aquellos desconocidos, que no tenías idea de que harían contigo.

— Deténganse – hablo el hombre quien era el líder, a sus dos compañeros que te dejaron sentada en el suelo, amarrando tus manos y tus piernas para que no pudieras escapar – abre tus ojos princesa.

El efecto de la droga había terminado, abriste tus ojos lentamente encontrado al sujeto quien había fingido necesitar ayuda.

— Suéltenme – hablaste seriamente, pero ellos solo te ignoraron – cometen un error-

— ¿Qué hace una mujer con un arma como esta? – corto tus palabras al tomar la katana que te habían quitado – Lo utilizas para cortar verduras.

Los tres hombres se burlaron de aquel mal chiste, tratabas de liberarte, pero las ataduras eran muy fuertes impidiendo aquella posibilidad.

— Tranquila pequeña – hablo otro de los hombres quien se había dado cuenta de lo que hacías – no lograras liberarte, correrás la misma suerte que aquellas jovencitas.

— ¿jovencitas?

— Si, al igual que ellas, serás vendida y nosotros ganaremos mucho dinero.

،∦ 𝐌𝐎𝐎𝐍𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓︱douma ʾDonde viven las historias. Descúbrelo ahora