12. [WuLian] <Los fantasma no duermen>

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Fandom: Tian Guan Ci Fu (Novela)
Advertencias: Spoilers, Final Libro 4. Mi amor por Wu Ming.
•Etiquetas: Fluff, Sweet, Canon divergence.
Palabras: 1, 387.
Sinopsis:
Una vez que han derrotado a White no-face, Xian Le ha dejado de existir, pero Xie Lian sigue ahí. Sin embargo, no está solo.
 
O pelusa WuLian después de la tormenta, en donde Xie Lian se lleva a Wu Ming consigo y Wu Ming reflexionando brevemente su existencia.

 O pelusa WuLian después de la tormenta, en donde Xie Lian se lleva a Wu Ming consigo y Wu Ming reflexionando brevemente su existencia

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Una vez pasada la tormenta, el cielo se despeja y las almas descansan. Xie Lian había casi colapsado en el momento en que Bai WuXiang desapareció, espera que para siempre, de su vida. 
 
Aquella calamidad le había traído tanta miseria, le había hecho tocar fondo cuando pensó que no podía caer más bajo, Xie Lian pensó que jamás podría volver a ver la luz. Pero el sol había salido una vez más sobre el ahora reino de Yong An. 
 
Xian Le ha dejado de existir, pero Xie Lian sigue aquí.
 
Sin embargo, lo primero que ve no es el cielo azul, como cualquier poeta pudiera pensar, no pudo ver la luz, sino una opaca oscuridad en el suelo. 
 
El pequeño fantasma vestido de negro había logrado ayudarlo a deshacerse de su más pesada carga, milagrosamente aún seguía aquí, su alma no había sido consumida. Al menos no totalmente. 
 
Con cada músculo de su cuerpo inmortal chillando, se encaminó a gatas hacia el fantasma, quien yacía inconsciente. 
 
Xie Lian finalmente vio la luz, reflejada en aquella máscara rota. No era más que una fisura, la piel pálida del fantasma apenas tocada por un leve rayo de sol.
 
Xie Lian sabía que el alma de Wu Míng era la de un muchacho joven, un pequeño soldado que había dado su vida en una batalla que Xie Lian no pudo ganar. Y ahora, casi había vuelto a hacerlo. Por muy poco, estuvo a punto de perder a esta persona, esta persona tan devota e incondicional… que había tratado de la peor forma.
 
Siente un punzón de culpa, que rápidamente se convierte en calidez. Wu Míng siempre había mostrado una fe irracional, casi religiosa hacia él, aún en su peor momento, y aún cuando ya no era un Dios sino un Demonio. 
 
Si bien, Xie Lian estaba cansado, todo había terminado, y fue gracias a este pequeño fantasma, cuya lealtad nunca mereció y jamás podrá compensar lo suficiente. 
 
La energía de Wu Ming fluctúa entre la extinción y el plano terrenal, si tan solo Xie Lian pudiera utilizar sus poderes espirituales ahora, quizá sería diferente. Pero no se rinde. 
 
Wu Ming nunca se rindió con él, después de todo. 
 
La máscara está rota, hay una pequeña apertura de su mejilla izquierda hasta el centro, pero Xie Lian no se atreve a mirar debajo o quitársela. No sabía por qué el pequeño fantasma quería ocultarse, pero si le tenía mínima gratitud respetaría sus deseos. No sería capaz de lastimarlo más de lo que ya lo hizo. 
 
Por ello, Xie Lian con cuidado lo sube que su espalda, y junto con su sombrero de bambú, camina hacia una nueva vida. 

(...)
 
Los fantasmas no eran más que almas que se han negado a entrar al ciclo de reencarnación, anclandose a sus deseos terrenales como cadenas al mundo mortal. Las almas débiles estaban destinadas a vagar como fuego fatuo hasta el momento que se apagaran y abandonaran el mundo. Pero otros podían prevalecer y renacer sin reencarnar. 
 
Los fantasmas eran por sí solos una existencia extraña y casi aberrante. Una vez habían sido humanos pero en realidad no lo eran. Y como toda entidad condenada en la tierra, eran incapaces de soñar o dormir. 
 
Cuando Wu Ming sintió que caía a la tierra, fue una situación extraña, no había abandonado su conexión terrenal, pero tampoco estaba ahí. Simplemente era el vacío, sin oscuridad o luz, sin frialdad o calor, simplemente la nada misma, y era difícil de describir o intentar comprender, por lo que decide no hacerlo. 
 
Era como cerrar los ojos y perderse hasta el momento en que vuelve en sí.  
 
La primera vez que Wu Ming abre los ojos, se siente aturdido. Realmente él es un fantasma, pero de alguna manera se siente cansado y sin energía. La última vez que se sintió así fue cuando su fuego ardió hasta quemar todo, y  se convirtió en cenizas. 
 
Tienen que pasar unos segundos hasta que recuerde, fugazmente, por qué se sentía así.
 
—¡Dianxia… ! —espeta al incorporarse de un solo movimiento. Se da cuenta que su máscara cae sobre su rostro, acomodándose una vez más por la acción , hay una pequeña fisura que deja pasar la luz a través de ella. Tiene que tocarla para asegurarse de que sigue ahí, y solo así su pánico disminuye una octava. 
 
—Despertaste —la voz de Xie Lian suena tranquila… tan tranquila como hace mucho no la había escuchado. Sin ese sentimiento de cansancio y reprimenda que se ahogaba en su garganta, tan suave como lo recordaba, resplandeciente en los confines del palacio de Xian Le —. No te esfuerces mucho, debes recuperar tu energía o te desvanecerás.
 
Esto último congela al fantasma. No sabe exactamente qué significa desvanecerse, apenas entendía esta nueva vida después de la muerte, no sabía si significaba morir otra vez, pero sabía que significaba volver a dejar a Taizi Dianxia solo por el mundo. Solo, recogiendo los pedazos de su vida destrozada entre las cenizas de un pueblo que ha renacido y lo ha dejado atrás. No podía simplemente irse así como así. 
 
—Dianxia, yo… este humilde… —se atreve a decir con urgencia, con un sentimiento que rasca su pecho. Había desobedecido las órdenes de Xie Lian de no interferir en sus asuntos, y no sabía si su alteza estaba enfadado por ello. Le aterraba solo pensarlo. 
 
—Wu Ming —suspira la deidad desterrada, negando con la cabeza. El pequeño fantasma se calla de inmediato, sin querer interrumpir las palabras de su alteza. Esperaba algún regaño por sus actos inadecuados, pero en cambio, Dianxia le da otra pequeña sonrisa y una mano gentil descansa sobre su pecho, haciendo que se recuesta nuevamente sobre la improvisada cama —. Tienes que descansar. 
 
—Dianxia, perdone a este humilde por… —trata de decir, pero el otro niega con la cabeza. Las palabras del fantasma mueren en su garganta cuando las suaves manos de Xie Lian, aunque algo maltratadas por el entrenamiento con la espada y por las dificultades que atravesó más tarde, toman la suya, acunando su fría piel. 
 
Wu Ming no estaba acostumbrado a esta nueva vida aún, había dejado de lado el filosofar por ayudar y seguir a su persona amada en la adversidad. Pero ahora, se pregunta si aquel sentimiento que borbotea en su pecho es un remanente de un corazón que es incapaz de latir más 
 
—Wu Ming —llama nuevamente Xie Lian, y finalmente aparta su mirada de la increíble vista de sus manos unidas, para encontrar dos armónicos estanques castaños que lo miran con suavidad —. Me salvaste. Te lo agradezco, y quien debe pedir perdón, soy yo. 
 
Wu Ming abre los ojos ampliamente tras la máscara. ¿Es esto un sueño? ¿Los fantasmas eran capaces de soñar? Tenía ganas de llorar, pero sus ojos estaban secos y era imposible.
 
Quizá Wu Ming aún no entendía del todo esta nueva vida, desde hace años no entendía su propia existencia en este mundo, y tampoco comprendía bien cuales eran aquellos fuertes sentimientos de anhelo y adoración que sentía por Xie Lian. Quizá es por todo esto que le fue imposible controlar sus impulsos, y se atrevió a abalanzarse a los brazos de Taizi Dianxia una vez más. 
 
Cuando se da cuenta de lo que había hecho, rápidamente trata de apartarse, pero una mano acariciaba su espalda con gentileza y la otra peinaba su desordenado cabello con cuidado. 
 
Se encuentra en el hombro de su más grande anhelo, quien simplemente acepta este ente en el que se ha convertido y le agradece por estar ahí para él.  Wu Ming, lejos de sentirse frustrado por no poder llorar, guía sus temblorosas manos sobre los laterales de la túnica ajena, sintiendo el calor que emana del cuerpo contrario. 
 
—S-Servir a Dianxia es mi… 
 
—Tener a Wu Ming a mi lado es mi más grande honor. 
 
Wu Ming siente como se le cierra la garganta, puede sentir que su cuerpo tiembla contra el de Xie Lian, pero no es por frío, ya que Dianxia es cálido.
 
No sabe si es por el agotamiento de su energía, o que jamás se había sentido tan en paz desde hace años, pero en los brazos de su Dios, al igual que aquellos días lluviosos bajo el techo de un pequeño santuario, Hong Hong-Er se queda dormido, y finalmente, siente como si estuviera soñando una vez más. 




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Notas:

Pelusa WuLian antes de dormir porque es justo y necesario.

Más amor para Wu Ming!!!!

Pd: soy horrible con los títulos, y creo que todos estamos de acuerdo.

• No te olvidaré •【MXTX One Shots】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora