Ojos color mar.

Nadie huye del destino.

No sabía si era de día o de noche pero pude verlo y me destrozó el alma.

-¡Vamos! -le dijo Percy a Bianca. Pero ella se había quedado paralizada. Sacó de su bolsillo una pequeña figura de metal, oh no Bianca: la estatua de un dios-. Era para Nico. Es la única que le falta.

-¿Cómo puedes pensar en la Mitomagia en un momento como éste?

Ella tenía lágrimas en los ojos.

Arrepentimiento- pensé, después de todo la culpa y el arrepentimiento nos quita la capacidad de pensar racionalmente.

-Tíralo -le dijo-. Quizá el gigante nos deje en paz.

Lo dejó caer de mala gana, pero no ocurrió nada.

El gigante seguía cargando contra Grover. Atravesó con su espada una
montaña de chatarra y no le dio por muy poco a nuestro amigo, pero la
avalancha de desechos metálicos se le vino encima y se lo tragó.

-¡No! -chilló Thalia. Apuntó con su lanza al gigante y un arco azul fue a
golpearlo en una de sus rodillas oxidadas, que se dobló en el acto.

Vaya hacía tiempo que no la veía, de alguna manera me aliviaba verla viva y bien, aún si eso implicaba que debía sufrir como lo hacía ahora, lo sé, muy egoísta de mi parte

El gigante se tambaleó, pero volvió a incorporarse de inmediato. Era difícil
decir si sentía algo. No se adivinaba la menor emoción en su rostro medio
fundido, pero creo que estaba tan irritado como pueda estarlo un guerrero metálico de veinte pisos.

Levantó un pie para aplastar el montón de chatarra y vi que tenía una suela parecida a una zapatilla de deporte. En el talón había un orificio, como una boca de alcantarilla, con unas letras rojas alrededor que sólo logré descifrar cuando el pie y a había propinado su pisotón: « Sólo mantenimiento».

Y entonces los supe, siempre lo supe pero guardé la esperanza de que podría ser diferente, que ridículo de mi parte.

-Ha llegado la hora de las ideas descabelladas.- dijo Percy y mi corazón se detuvo por un momento mientras se hundía y mis ojos escocían, por mi mente solo paso un pensamiento <<No, él no>>.

Bianca le miró nerviosa.

-Como tú digas.

Le explicó lo de la trampilla de mantenimiento.

-Quizá hay a un modo de controlar a esa cosa. Un interruptor o algo así. Voy a meterme dentro.

-¿Cómo? ¡Tendrás que ponerte debajo del pie! ¡Te aplastará!

-Distráelo -dijo Percy-. Lo único que he de hacer es calcular bien el momento.

Ella apretó los dientes.

-No. Lo haré yo.

A Hades le va a doler, pensé de manera vaga.

-Tú no puedes hacerlo. ¡Eres nueva! Te mataría.

-El monstruo se ha puesto a perseguirnos por mi culpa -dijo-. Es
responsabilidad mía. Toma. -Recogió otra vez la figura del dios y se la puso en la mano-. Si me pasara algo, dásela a Nico. Dile... dile que lo siento.

Nico oh Nico, esto lo va a matar, necesito librarme de esto e ir con él, me necesita.

-¡No, Bianca!

Me hubiera gustado poder evitar que lo viera, pero no es más que el principio y lo tendría que ver tarde o temprano.

Pero ella salió corriendo hacia el pie izquierdo del gigante. Thalia había conseguido atraer su atención por el momento. Había descubierto que el monstruo era grande pero muy lento. Si lograbas permanecer cerca sin que te aplastara, podías correr a su alrededor y mantenerte a salvo. Al
menos, a ella le estaba funcionando.