Wonderless - Melancolic Rock SC AU

14. K

Sus dedos se encerraron en mi corta cabellera, nuestros labios estaban en una batalla campal sobre quien dominaba a quien, en un movimiento rápido Lena quedó debajo de mí. Jadeo por la sorpresa, pero no parecía disgustada.

Gruñe introduciendo sus manos dentro de mi camiseta clavando sus uñas en mi espalda.

Mis labios se hicieron un camino de mordidas por su mandíbula y cuello produciendo soniditos que eran un maldito concierto de orquesta para mis oídos.

No supe cuando su blusa ya no estaba en mi camino solo sabía que mi mano derecha tiene que apretar el pezón libre mientras saboreo el otro botón a mi merced. Ella es perfecta, dulce y salada por su sudor. Comenzó a mover sus caderas para que su entrepierna rozara contra mi rodilla.

—Killian... — Gimió.

Killian.

Killian.

Killian.

—Killian, joder. — Abro los ojos encontrándome con Alex viéndome divertida.

Saco aire por la nariz con furia.

—Tú... — Mi voz salió ronca, ella se carcajeo.

—Le-ena. — Fingió un gemido y yo le lanzo mi almohada.

—¡¡Maldita!! — Le gritó.

—Chicos... — Mi madre entra dudosa. —¿Sucede algo? —

Mi rostro debe mostrarse raro porque se acerca a ver mi temperatura.

—Cariño. —

Me aparto. —No-o es nada. —

Evito mirarla levantándome para encerrarme en el baño. Me froto la cara y sin importarme mucho me desnudo rápidamente para entrar en el agua fría.

Oh mierda.

Tuve un sueño húmedo con mi novia. El desastre entre mis piernas me evidenciaba de sobremanera.

Evito un poco ver mi reflejo en la puerta de vidrio de mi ducha en lo que me enjabono.

Disforia de Género.

Es algo muy normal en las personas trans, cuando al identificarse como el género opuesto se crea en ti la sensación de desagrado y a veces de odio de aquella parte que define el género con el que naciste.

Odiaba mis pechos como Voldemort odiaba a Harry, a pesar de ser pequeños eran la cosa más engorrosa del universo para mí. Quiero tener pectorales como todo chico normal que se ejercita y lleva una vida sana como yo la llevo. Una parte de mí hasta siente horrible la idea de que otra persona las mire.

Estas bolas de grasa solo eran un impedimento para que las personas me miren como soy en verdad. Apestaba.

Pero lo extraño aquí era que no tenía aversión alguna con mi vagina, según Nate era algo bastante normal.

Aunque a pesar de que no me molestara mi vagina, yo quiero todo lo que conforma ser un chico y con ello está ese apéndice por el cual muchos tienen complejo por su tamaño.

Si, quiero un pene.

Pase lo que pase trabajaría lo necesario para ser un chico completo.

Me visto rápidamente y bajo encontrándome con mi mejor amiga desayunando.

—Hola Ocean. — Se burló.

—Creí que su segundo nombre era Awsten. — Mi madre revisaba su teléfono.

Comienzo a comer dedicándole mi mejor cara de odio.

—No pongas esa cara, no es mi culpa que estés empapada. —