fight for me│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

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Finally

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Era bastante tarde cuando llegaron a casa, pero ninguno estaba cansado. Taeyong todavía estaba vibrando por la pelea y Ten, sin duda, se estaba volviendo loco de preocupación ahora que sabían que Taeyong tenía que pelear contra Minki en la final.

En lugar de acurrucarse contra el costado de Taeyong o sentarse en la esquina de siempre, Ten se acomodó en el regazo de Taeyong tan pronto como este se sentó en el sillón y empezó, para el horror de Taeyong, a sorber su nariz.

—Oh, Ten, no llores. —Taeyong murmuró, sintiéndose impotente mientras el pequeño chico en sus brazos empezaba a sollozar silenciosamente.— Todo estará bien, lo prometo. Ya se nos ocurrirá algo, haremos un plan B. No tendrás que irte para donde no quieras.

—P-pero. —Ten hipo contra el cuello de Taeyong.— ¿Qué tal si Seungho se entera, qué tal si s-sales l-lastimado?

Apretando al chico de manera reconfortante, empezó a mecerlo suavemente de un lado a otro, como había visto a Mark hacer cuando reconfortaba a Ten otras veces. Siempre había odiado cuando Ten lloraba, antes lo odiaba porque era molesto, pero ahora le rompía el corazón.

—Esos son muchos 'qué tal si'. —Taeyong murmuró.— No sabemos qué va a pasar, pero nos prepararemos para lo peor, ¿De acuerdo? Pase lo que pase, vamos a solucionarlo.

Ten solo asintió con un sorbido de su nariz y se limpió los ojos con la manga mientras intentaba calmarse de nuevo, su respiración se enganchaba de vez en cuando.

Lo que Taeyong no quería que Ten supiera, era que él también estaba preocupado. La idea de hacer algo mal y perder a Ten era horrible. No podía perderlo, no ahora. Con Seungho allí no sabía que podía pasar, y Taeyong estaba preocupado de que hiciera un movimiento para el que no estaban preparados.

Se le tendría que ocurrir un plan de escape a prueba de balas, para asegurarse de que si Seungho sí tiene algo bajo la manga, Ten podría estar a salvo. Tal vez incluso sacarlo del país... eso era algo que necesitaba discutir con los demás lo más pronto posible. Con suerte, estarían desocupados en algún momento al día siguiente.

Cuando bajó la mirada hacia Ten, el pecho se le apretó. Este hermoso chico no merecía lo que le había pasado. Pero ahora estaba con Taeyong, y Taeyong se iba a asegurar de que nunca más volviera a sufrir.

Era difícil saber exactamente cuando habían cambiado sus sentimientos, pero cuando pensaba en ello, se daba cuenta de que realmente nunca había tenido una oportunidad. Los sentimientos habían estado allí por mucho tiempo; simplemente había sido demasiado ciego y lo había negado.

Y por alguna razón, este hermoso chico no había estado asustado por la dura personalidad de Taeyong y su frío corazón. Todavía estaba a su lado, preocupándose por la seguridad de Taeyong tanto como la suya. Si no era que más. Dios sabía que Taeyong no se merecía este chico, pero siendo la persona egoísta que es, Taeyong no lo iba a dejar ir.

—Ten... —murmuró suavemente, sintiendo como si su corazón estuviera a punto de explotar cuando el más joven lo miró con las lágrimas brillando en sus hermosos ojos almendrados.

Taeyong limpió gentilmente las lágrimas de las mejillas de Ten con su pulgar antes de acunar el rostro del chico. Casi inmediatamente sintió las mejillas calentarse bajo sus manos mientras el rostro de Ten se coloreaba de rojo.

Desde que Ten besó su mejilla más temprano, todo en lo que Taeyong pensaba cuando miraba a Ten, era en sus labios. No podía esperar más tiempo.

Lenta, muy lentamente, Taeyong empezó a inclinarse para darle a Ten tiempo de alejarse. Pero no lo hizo. Exhaló temblorosamente, pestañeando hacia Taeyong casi con inseguridad para ver si Taeyong realmente iba en serio, antes de cerrar los ojos con anticipación.