El avión aterrizó en el Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez, a las 5:35 pm… casi nueve horas de vuelo. Recogí mi maleta y me dirigí a la salida, allí me esperaba una sonriente y alegre Kila.
— ¿Kila, eres tú? — le dije mientras la abrazaba, hace cinco años que no la veía y ella tenía exactamente 19 años. Es mi prima pero yo la trato como una hermana.
— Si, ¿Quién creéis que soy? Estáis grande Lei. Te extrañe un mogollón — me respondió con su acento español, mientras me abrazaba de nuevo.
— ¿Y la abuela, dónde está que no la veo? — pregunté a no ver a mi abuela Felipa.
Kila sonrió y me susurró:
— Ella no sabe que venís hoy, le vamos a dar la sorpresa del año.
— Ella lo que va a ser, es descuartizarte por esconderle una importante información como esta. — le dije sonriendo, extrañaba las ocurrencias de mi prima.
Nos montamos en el carro de Kila, el cual modifico son sus propias manos. A mí prima le encantaba reparar y arreglar carros, el cual es su trabajo. Entramos a Madrid, vi por la ventanilla la bonita vista que ofrecía la ciudad, también pare mi vista en una estructura que me encantaba, la Puerta de Alcalá.
Mientras viajábamos en el carro, hablé con Kila, sobre las mini vacaciones que tuve en la playa con mis amigas y de repente se me salió el nombre del chico que me rondaba por la cabeza cada cierto momento.
— Cómo que te gusta ese Leo ¿no? — me pregunto con una sonrisa pícara.
— Claro que no, no hagas películas en tu cabecita eh. — le mentí, en realidad si sentía cierta atracción por él, pero no se qué me pasaba cuando lo veía. Era verlo y desear quitármelo de encima, pero a la misma vez deseaba que me hiciera el amor una mil veces. “creo que me volví loca y de remate”.
— Si tú lo dices… — me Kila.
— ¿Y que tal Rogelio y tú? — le pregunté por su novio.
— Terminamos hace meses, fue lo mejor que me ha pasado, ahora son una mujer libre… quien decide con quién, cuando y donde tener un revolcón. — me respondió con una tranquilidad que asusta.
— ¡Guao! Quisiera tener esa seguridad y decisión para esas cosas, a veces soy mala para tomar decisiones… — le dije.
— Creo que tomaste una buena decisión en venir a vivir aquí, ¿No crees?
— Si, claro que sí. — le respondí con seguridad en la voz.
Después de media hora en carro, llegamos a la calle Embajadores-Lavapiés, paramos en un bonito y clásico chale, esa casa me traía buenos recuerdos de mi niñez. Nos bajamos del auto, y también bajamos el equipaje.
— Espera aquí, y yo te haré una seña con la mano para que entres y sorprendas a la abuela. — me dijo, mi prima, cuando abría la puerta de la casa.
Escuche voces y después vi la seña, no dude y entré. El olor a galleta de canela inundó mis fosas nasales. Vi la cara de sorpresa de mi abuela Felipa y ella no dudo en darme un abrazo fuerte.
— Ay, ay mi nena, que grande estáis y que hermosa — se apresuró a decir mi abuela con su acento.
— ¡Te extrañe mucho abue! — le dije.
Después me soltó y miro a Kila:
— Y tú jovencita me la vais a pagar.
Las dos soltamos unas carcajadas.
— ¿Me imagino que venís cansada mi nena? — preguntó Felipa.
— Ufff, mucho… — le contesté.
— Bueno, ven, que ya tenemos tu habitación preparada desde hace tiempo— me dijo mientras subía las escaleras.
La casa de mi abuela es pequeña por fuera, pero grande por dentro, tiene 5 habitaciones, cuatro baños, un dormitorio abajo, que es de Felipa y cuatro arriba… las cuales quedan esparcidas en todo el piso.
— Como deberás recordar, mi habitación es la que está a mano derecha, la última puerta del fondo. — me dijo Kila.
— Y la tuya, es la que está a mano izquierda, la última puerta al fondo, la cual incluye un baño para ti sola. — me dijo mi abuela caminando hacia esa dirección.
— ¿Verdad que es hermosa y espaciosa, justo para que tengas un espacio para ti sola? — dijo Felipa abriendo la puerta del cuarto, miré lo que ella me señalaba y me quedé atónita, cuando vi que la habitación era más grande que mi cuarto en Venezuela. Tenía una cama matrimonial, y el espacio estaba pintado de un rosa claro con muebles de madera y algunos de metal blanco y negro… era preciosa.
— ¡Guao! Es preciosísima. — dije con la boca abierta y los ojos como platos.
— Muy bien, a subir equipaje— dijo Kila viendo mi cara de asombro.
Subimos el equipaje que traje, no era tanto… que si dos maletas y un bolso de espalda. Después me dejaron sola en la enorme habitación y me puse a desempacar, ordenar la ropa y demás cosas en los muebles.
Cuando termine, me fui a bañar y mi sorpresa es mayor cuando abro la puerta y hay una tina gigante. Me quedo estupefacta, me di un delicioso baño y baje a la sala.
Esa tarde me enteré de la vida de mi abuela y de Kila, y ellas se pusieron al corriente de la mía. Mi prima me propuso que pasado mañana, en la noche, fuera a conocer a sus amigos y yo le dije encantada que sí.
Después de cenar me pegó un sueño horrible y vi que eran las diez de la noche, “guao, que tarde cenan aquí” pensé. Me despedí de mi abue y de Kila, subí a mi habitación, me cambié y me acosté en la enorme cama.
Pensé en Leo, y me pregunte si algún día lo volvería a ver… esperaba que sí.
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❤️Siempre serás mí primer amor ❤️
RomanceUna chica venezolana llamada Myleila Rojas se muda a España para estudiar diseño de moda y conoce a Leo Jenkis. Un chico que le enseña cosas nuevas en el tema del sexo y en el amor; como siempre pasa en las historias de amor, éstos se enamoran compl...