Los días en España pasaron volando… en la tercera semana estaba buscando trabajo, ya sea como aprendiz de costura o de más alto nivel. Prepare un currículum donde especifique mis habilidades y también coloqué mis catálogos. Busque por internet tiendas de ropa que necesitaran a alguien y por suerte habían algunas.
Estuve toda la mañana entregando currículum por aquí y por allá. Al mediodía me pegó el hambre, así que me encamine a una cafetería que Kila me había dicho que era buena. Estaba en el mostrador viendo qué tipos de panes, cupcakes o comida había. Pedí un café y unos cachitos, vi hacia las mesas, buscando un lugar libre pero mi visión se paró en un hombre, lo reconocí de inmediato.
Era Leo, estaba sentado en unas de las mesas, comiendo churros; estaba sexy con esos jeans, la camisa de botones azul y blanca, y la gorra al revés. No lo dude y me acerque a su mesa…
— ¡Guao! Que ven mis ojos, el objetivo de mi acoso — dije.
Él me miró con sus asombrosos ojos, sonrió y dijo con mofa:
— ¿Cómo me encontraste, eh?
— Secreto de acosadora, soy muy buena. — dije siguiendo la broma. — ¿me puedo sentar?— pregunte.
— Claro que sí. ¿Y qué haces aquí? — me pregunto.
— Pues… descansando, estoy buscando empleo. Y ¿Tú?
— Es mi hora de descansando.
— ¿Tú hora de descansando? ¿Tienes horas para todo? — le pregunto sonriendo.
— Yo trabajo — me dijo en tono de burla.
— Quién no… — le contesté.
Comí de mis cachitos.
— ¿Y qué vas a estudiar? — me pregunto.
— Diseño de modas.
— Con que te gusta la moda ¿Ah?
— No es que me guste, me gusta diseñarla.
Seguí comiendo y hubo un silencio.
— Te debo una disculpa — dije, con fin de perdonar por ser tan tosca en la Guaira.
— ¿Por qué?
— Por ser tan tosca cuando te conocí. — le dije con sinceridad.
— ¿Te estás disculpando, porque me dijiste que era un idiota mujeriego, sin conocerme?
— Si.
— Esto es un avance… — murmuró — estáis perdonada.
— Gracias. — sonreí. — como aceptaste mis disculpas, ¿Qué tal si salimos esta noche? — propuse.
— Suena tentador… bueno ¿Por qué no? — dijo.
— Entonces es un ¿Si?
— Si. — me respondió.
Sonreímos.
Seguimos comiendo y hablando, hasta que llegó la hora de irse.
— ¿Te busco a las nueve? — me pregunto.
Pensé en mi abuela, sabía que después me pondría en un interrogatorio.
— No, ¿dime a dónde nos vemos? — le pregunté.
Me dijo que en un bar y me dio la dirección, y nuevamente me pregunto que si me buscaba y yo le dije que no. Nos despedimos en la puerta de la cafetería y cada uno siguió su camino.
Seguí con mi búsqueda de trabajo y volví a la casa a las seis de la tarde, para arreglarme para la cita.
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❤️Siempre serás mí primer amor ❤️
RomanceUna chica venezolana llamada Myleila Rojas se muda a España para estudiar diseño de moda y conoce a Leo Jenkis. Un chico que le enseña cosas nuevas en el tema del sexo y en el amor; como siempre pasa en las historias de amor, éstos se enamoran compl...