00 : 58

4.2K 342 172
                                    

—Creo que...— se detuvo para pensar nuevamente en lo que iba a decir.

—¿Qué crees, Jungkook?— las pequeñas manos de Jimin comenzaron a acariciar el cuello de Jeon, lugar donde depositó unos pequeños besos.

—Que tenemos un problema por acá, que hay que solucionar.

Jimin simplemente miró a Jeon, y levantó su cabeza, para verle el rostro.

—Me ofrezco para ayudarte...— dijo suavemente, su voz sonaba casi apelmasada; pero su mirada no era para nada igual.

Y por menos la de Jeon.

Éste último, sin pensarlo dos veces, tomó de cada lado los muslos de Park, y se levantó de la silla, cargándolo.

Aprovechando que nadie estaba en su casa en esa tarde, casi noche; no reparó en ser disimulado para nada.

Por su parte, Jimin, no podía dejar los labios de Jeon. Eran su jodida perdición, porque el castaño sabía exactamente qué hacer, para que esos besos sean sumamente calientes.

Con una mano, el mayor fue tanteando hasta encontrar la puerta de su cuarto, y abrirla.
Una vez dentro, y sin olvidarse del seguro de la puerta, recostó al peli-rosa en su cama; quedando sobre éste.

—No, hoy no, Jungkook...— Park puso sus manos sobre el pecho del mayor, para detenerlo, aprovechando así para poder cambiar las posiciones en las que se encontraban.—Dije que iba a ayudarte, es mi turno hoy.

Jeon se le quedó mirando, muy curioso de los movimientos de Jimin. Atento a éstos.

Con una pierna a cada lado, el peli-rosa paso sus manos, con suma lentitud, desde los muslos del castaño, hasta el borde de su camiseta.
Donde introdujo ambas, para acariciar el abdomen marcado de Jeon. Éste último se apresuró a quitarsela, y volver a acariciar la cintura y cadera del menor.

—No, las quiero ahí— señaló a su cebeza, sin titubear siquiera un instante.

—¿Qué clase de tortura es ésta?— el mayor se resistió demasiado, pero aún así, Park tomó sus manos, y las colocó detrás de cabeza.—¿No vas a dejar que al men...

—Dije que no, por ahora quiero a tus manos traviesas ahí.— sin más, se acercó peligrosamente a los labios de Jeon, mientras lo miraba sonrientemente.

Estaba comenzando a amar demasiado tener el control de la situación. Casi todo el día lo había tenido, y realmente lo disfrutaba.

Su boca se posó en la comisura de los labios del mayor, y comenzó a depositar varios besos hasta llegar al cuello del mismo.

Sus besos se convirtieron en algunas marcas, dejando varias de estas por todo el cuello de Jeon.
Lentamente pasó su lengua desde el lugar donde estaba, hasta el lóbulo de su oreja. Acto que dejó loco al mayor.

—¿No crees que ya es sufiente tiempo?— realmente moría por poder siquiera tocar a su peli-rosa; y no podía saber cuánto soportaría aquello.

—Recién empiezo, Jungkook...

Sus ojos se cerraron y soltó y sonoro gemido, cuando Park acarició su entrepierna por encima de la tela de su bóxer.
La lentitud con la que Jimin estaba haciendo todo, era una verdadera tortura para él. Pero sin dudas, el menor era capaz de hacerlo desear aún más.

—Carajo, Park. Ya, de una vez por todas.—soltó Jeon. Su voz se había vuelto más ronca, y su deseo y el desespero de no poder acariciar siquiera un centímetro de la piel de Jimin, iban en aumento conforme pasaba el tiempo.

Unknown Letter [Kookmin AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora