El nuevo proyecto escolar de vacaciones, constaba en escribir anónimamente en cartas, aquello que amaban y odiban del curso.
Y al regreso a clases serían abiertas, sin revelar sus identidades.
"Jeon Jungkook resume perfectamente ambas cosas. Lo amo...
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(...)
—Jiminnie, ¿Podemos subir un rato a mi habitación? Tengo algo que darte, es parte de la sorpresa que te dije...
Y supo que ya no había vuelta atrás. Era ése el momento, porque de otra forma, no lo haría nunca.
El rubio, quién descansaba su cabeza sobre los muslos de Jungkook, levantó su mirada para verle a los ojos. Estos brillaban de una forma tan especial al escuchar aquello, que el corazón de Jeon se astilló. Y siquiera esa era la punta del iceberg.
Pero aún así, disimulando todo lo que internamente lo mataba; le sonrió dulcemente, mientras acariciaba su rostro. Le dolía pensar que podrían ser los últimos momentos completamente felices, juntos.
—¿Estás bien, Koo?— Park no tenía que ser tan intuitivo para notar lo tenso que se encontraba el castaño; aún cuando intentaba ocultarlo.— ¿Pasó algo?
—Te amo, ¿Sabías eso, bebé?
Para Jimin fue casi imposible no sonreír ante aquel comentario de Jeon, aunque también le comenzó a preocupar todo aquello. El ambiente estaba bastante pesado, y Jungkook había estado muy disperso aquella tarde. Sus pensamientos iban de un sitio a otro; buscando las palabras que tendría que decir, para que sonaran lo más suave posible.
—Yo también...— el rubio se levantó del regazo del mayor, y se sentó mirando hacia su lado, completamente.— Pero me preocupas, ¿Seguro estás bien?