XVII. Terapia.

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Sin darme cuenta llevé mis manos a su pecho. Jugaba con mis dedos haciendo círculos por todas partes, subí por su cuello y él bajo la mirada hacia mí. Tragué duro. Con su mano libre acarició mi rostro con suavidad, casi como un roce imperceptible, sin dejar de mirarme.

Sentí que me estaba poniendo nerviosa. Escondí mi cabeza en su pecho y me aferré a su remera, negándome a salir de ahí. Isaac rio y siguió acariciando mi hombro.

- Sé que he sido muy injusto contigo... - Murmuró de repente. - No diré que el poder no me ha cambiado, pero me gustaría que no fuera a peor como ha sido en los últimos días...

- Isaac, no me importa...

- A mí sí, creo que te estoy devolviendo mal el hecho de que me hayas salvado esa noche de mi padre.

Sentí mi corazón oprimirse. Parecía que habían pasado siglos desde esa noche.

- No me debes nada...

- Lo sé, me lo has repetido constantemente. Quiero que sepas que lo que siento... No es una especie de deuda emocional hacia ti.

- Isaac. - Cerré los ojos con fuerza.

- Es genuino, Angeles. Yo... Sé que lo es. Y también sé que aún no quieres hablar de eso.

Salí de mi escondite y lo miré con ojos brillosos. También bajó la mirada y recorrió cada centímetro de mi rostro. Su mano paseó por mi mejilla. Me sentía en paz.

- Está bien, ¿sí? Lo último que quiero es que te sientas incómoda por mi culpa.

Lo abracé con fuerza. Pasé mis brazos por su cuello y me hundí más en su torso, dejando que su aroma me llene totalmente. Respondió el abrazo apretando mi espalda y enterrando su rostro en mi cabello. Dejé que todos mis músculos se relajen, presa del sueño.

- Gracias... - Dije sincera.

- Descansa...

Y siguió acariciando, hasta que me dormí profundamente.

...

Había pasado una semana desde la noche de la comisaría. Isaac y yo volvimos a la escuela, pero nadie más lo hizo. No veía a Scott, a Allison, tampoco había señales de Lydia o Jackson, ni siquiera Boyd o Erica.

- Se han comunicado conmigo, de hecho... - Murmuró Isaac, mientras paseábamos por los pasillos. - Creen que han oído otra manada.

- Debieron ser coyotes. - Negué.

- No, eran lobos. Dicen que eran como una docena.

- No son lobos... Deben ser mi padre y mi hermana tratando de cazarlos.

- Irán tras nosotros, ¿verdad? - Me miró preocupado.

Asentí temerosa. Era lo más probable. De pronto una puerta se abrió a nuestro costado y salió un rostro familiar.

- ¡Stiles! - Era la primera vez que lo veía en semanas. Me lancé a él abrazándolo.

- Hola... - Murmuró devolviéndome el abrazo. - Isaac...

Ambos se hicieron un gesto de saludo, algo incómodos. Detrás de Stiles salió otra figura.

- Señorita Argent. - Saludó la consejera con una sonrisa. - Justo a quien quería ver...

- ¿Señorita Morell? - La miré confundida.

- Pasa, por favor.

Miré sin saber que hacer a Isaac y a Stiles. Isaac se encogió de hombros y Stiles asintió con sutileza.

a toxic love [lahey] a toxic saga²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora