I. Pesadillas.

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Traté de normalizar mi respiración al llegar al instituto. La gente no tenía que saber que había llegado corriendo. Me tranquilicé lo más que pude y entré, avanzando por el pasillo. Llegué hasta el baño de mujeres donde cerré la puerta con algo de fuerza. Suspiré pesadamente.

- No tardaste mucho, tranquilízate. - Rio Allison, quien ya se encontraba ahí.

Le sonreí también, como si todos mis problemas se esfumaran al instante.

- ¿Qué puedo decir? - Me encogí de hombros. - La gente empezará a sospechar de por que ya no llegamos juntas.

- Al diablo la gente, Angeles. - La miré sorprendida. - Oye, ¿quieres? - Sacó una botella de metal. Era uno de sus termos que usaba en gimnasia. - Tienes los labios algo secos.

- Lo sé, déjame decirte que últimamente el maquillaje no forma parte de mi rutina.

- Deberías intentar. - Se alejó un poco, mientras yo bebía de su botella. - Tus ojeras son notorias...

Iba a responderle, pero un dolor inmenso empezó a recorrer todo mi cuerpo. Desde el centro de mi pecho, expandiéndose por cada una de mis extremidades. Empecé a toser y me acerqué al lavabo para toser una gran cantidad de sangre negra. La miré con horror y luego solté un grito al ver mis ojos dorados asomándose en mi reflejo.

¿Qué mierda me estaba pasando?

- A-Allison... - Tosí una y otra vez, empezando a manchar el piso.

Pero ella me dio una patada directa en el estómago. Caí contra una de las paredes, escupí más sangre y la miré incrédula. La botella cayó a mi lado. Con las manos temblorosas, abrí la tapa y empezó a salir el agua junto con muchos pétalos de un color liliáceo.

Flor de luparia.

- Alli-Allison. - Tosí. - ¿Que...?

Ella me miraba con una frialdad que me erizó los pelos. Sacó de su mochila su arco y apuntó en mi dirección. Retrocedí los pocos centímetros que me quedaban hasta chocar con la pared.

Otra persona entró al baño en ese momento y oí como trancaba la puerta, impidiendo que alguien más interrumpa. El hombre se acercó hasta estar al lado de Allison.

- P-papá... - Balbuceé.

Él solo sonreía con burla, susurró a mi melliza.

- Bien hecho, Allison.

Ella sonrió con suficiencia.

- ¿Pero que...? Papá, no, por favor...

- Tú no eres mi hija. - Dijo con rabia y asco.

- Allison, no lo hagas, te lo suplico... - Sentí que mi vista se iba volviendo borrosa.

- Solo recuerda una cosa, hermanita: tu sola te metiste en esto...

Y entonces disparó.

- ¡AAAHHH!

La adrenalina no me dejó pensar con claridad al momento de despertarme. Eso sumado al hecho de que estaba en plena transformación complicó las cosas. Luché con las sábanas haciéndome daño en el proceso debido a mis garras expuestas, pero no me importó. Me levanté del colchón y empecé a correr por la estación abandonada, tratando de encontrar una salida.

Lástima que cuando la visualice mi compañero ya había sido alertado de mi nueva crisis.

Cuando iba a correr en dirección a las escaleras él saltó aprisionándome contra uno de los vagones. Rugió con sus ojos rojos en mi rostro, pero los dos ya habíamos aprendido que el efecto del mismo era casi nulo en mí.

a toxic love [lahey] a toxic saga²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora