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Al llegar Miguel, luego de ir a el dojo, ya que Nora se había quedado dormida.
-¡Nora! ¿Aun sigues durmiendo?- preguntó Miguel, acercándose a la puerta de su habitación.
-¡No! - gritó Nora en respuesta.
-Bien- en eso Miguel entró a la habitación encontrado a uno Nora jugando en su celular.
-El sensei dijo que necesitaba promocionar su dojo, y estuve pensando en hacerle un blog, ¿que piensas?- preguntó el pelinegro.
-Claro, estaría increíble, te ayudo. - se ofreció Nora.
(...)
La castaña se acercó con su bandeja a la mesa en la que ahora en adelante se estaba sentando su primo, mientras se sentaba su primo hablaba con Demetri, y una profesora daba una especie de charla sobre el ciberacoso.
-Estoy hablando en serio, Demetri, mi sensei es genial y puedo conseguirte un descuento- dijo serio Miguel.
Para luego saludar a Nora con un ademán de cabeza, al igual que los demás de la mesa, a lo que Nora respondió de la misma forma, mientras la castaña se distraía con su celular.
-Aunque suene bastante tentador, creo que preferimos pasar nuestra tarde jugando Crucible control y no recibiendo golpes en la cara- dijo decidido Demetri.
Luego ambos dejaron de hablar, haciéndose presente y con más claridad la voz de la profesora, a lo que los cuatro comenzaron a prestarle atención.
-Y una cosa más. Como se acerca el baile de Halloween, asegurémonos de que los disfraces sean culturalmente sensibles; por ejemplo, en lugar de enfermera sexi, podrían disfrazarse de empleado de hospital no sexista.- dijo con claridad, para luego escucharse unas risas en el fondo.
(...)
Nora se acercó a la puerta de la habitación de su tía Carmen, donde también dormía su madre, para luego detenerse al escuchar que la nombraron.
-Nora, debe saber la verdad, Mariana- dijo Carmen.
-Pero aún no puedo decirle nada, me odiara de por vida.- contestó un tanto desesperada Mariana.
-Aún así, ella debe saber quién es su padre, y sabes perfectamente que no es ecuatoriano como le hiciste saber en un principio, así que tienes la oportunidad perfecta de contarle a Nora la verdad- dijo rápidamente Carmen.
¿Su padre no había muerto? ¿No era ecuatoriano?
La castaña se despegó de la puerta y salió por la puerta del departamento corriendo, sintiendo sus lágrimas acumularse en sus ojos, corrió y corrió, sin rumbo aparente, sintiendo las saladas lágrimas deslizarse por sus mejillas.