Capítulo 8

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『𝑯𝒂𝒍𝒍𝒐𝒘𝒆𝒆𝒏 𝑫𝒂𝒏𝒄𝒆』

A medianoche, el sensei los llevó a unas piscinas, Miguel y Nora tuvieron que mentir y decir que irían a una fiesta y que volverían a la madrugada

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A medianoche, el sensei los llevó a unas piscinas, Miguel y Nora tuvieron que mentir y decir que irían a una fiesta y que volverían a la madrugada.

Ya en el lugar estaba un tanto oscuro, y ellos vestidos con ropas de deporte.

-Sensei, ¿que hacemos aquí?-preguntó Nora

-¿Y a medianoche? ¿Esta seguro que podemos estar aquí?- preguntó en seguida Miguel.

-Sí, no se preocupen, el conserje es mi amigo.-

Miguel y Nora se observaron para luego ambos suspirar y decir "bien".

-¿Ustedes son mellizos?¿Verdad? -preguntó el sensei.

-¡No!- dijeron al unísono.

-Somos primos. - respondió Nora y el sensei Lawrence solo asintió.

-Bien, muestren me sus manos- dijo el sensei mientras ataba las manos de Nora y Miguel con cuerdas individuales.

-Oiga ¿qué hace? -preguntó el pelinegro confundido.

-¿Nos secuestrara? - preguntó Nora.

-Cuando están en una pelea, sus primeros instintos son usar las manos ¿cierto? Deben olvidar eso y pensar con las piernas. - dijo el sensei dejándolos confundidos.

-¿Y cómo pensamos con las piernas? - preguntó Miguel.

El sensei los observó a ambos.

-Bueno, solo..- y empujó derrepente a ambos a la piscina con las manos atadas.

Y cayeron a la piscina, con un golpe sordo, Nora y Miguel de observaron a través del agua preocupados mientras forcejeaban para salir a la superficie por oxígeno.

-Usen las piernas, salgan pateando. - se podía escuchar al sensei gritar fuera de la piscina.

Miguel cerro los ojos, mientras expulsaba una gran cantidad de oxígeno, y Nora solo observaba hacia arriba para poder salir, pero no eran capaces.

-Maldición.- se oyó pronunciar al sensei Lawrence, para luego sacar a ambos por el cabello para que pudieran respirar un poco.

La castaña tosío sacando el agua atascada en sus pulmones, y el pelinegro soltó una bocada de aire.

-Me ahogo... -puedo pronunciar Miguel, mientras Nora jadeaba por el esfuerzo de toser agua de sus pulmones, tratando de tomar oxígeno.

-Ahogarse es de niñas, ¿entendido? no sean unas niñita, vamos, usen las piernas. - dijo el rubio, para volver a dejarlos caer en la piscina.

Esta vez como pudieron ambos trataron de patear para salir a la superficie.

-Debí preguntarles si sabían nadar. - dijo el rubio, para volver a sacarlos.

𝑻𝑯𝑬 𝑹𝑬𝑭𝑳𝑬𝑪𝑻𝑰𝑶𝑵𝑺 𝑶𝑭 𝑻𝑯𝑬 𝑯𝑬𝑨𝑹𝑻 - 𝑹𝒐𝒃𝒃𝒚 𝑲𝒆𝒆𝒏𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora