This is Pretty Too [TaeKook]

《12》

Las brillantes luces de neón alumbrando su rostro fueron lo que causó que sus ojos se abrieran, sintiendo cómo rápidamente su corazón empezaba a bombear frenéticamente. No sabía cómo había llegado ahí, podía escuchar música que resonaba a lo lejos, la habitación tenía elegantes cortinas de seda y una suave cama con cobertores demasiado finos y seguramente muy costosos. Jungkook se sintió asqueado estando allí, rodeado de lujos. Una amarga sensación recorrió su garganta, haciéndolo sonreír ácidamente, ese lugar removiendo sus memorias más antiguas, cuando era mucho más pequeño, y su entendimiento de muchas cosas era limitado.

Justo como en este momento, siempre tenía lo mejor de lo mejor, pero, a medida que el tiempo transcurrió, de pronto, los objetos y los regalos dejaron de hacerlo feliz, y de ahí en más, la sensación de vacío y olvido empezó a acompañarlo.

Salió de allí, alcanzando el pasillo, en donde encontró infinidad de puertas cerradas, todas en hileras en ambos laterales de los muros. Jungkook caminó con curiosidad, abriendo algunas y observando de reojo, y después de haberlo estado haciendo por algunos minutos, pudo comprender lo que sucedía: dentro de cada una de las puertas se encontraba una de sus memorias; las puertas que estaban en el fondo, eran sus recuerdos más recientes, mientras que las puertas más cercanas, eran sus recuerdos más remotos.

Una de las puertas en específico llamó su atención, porque ésta, a diferencia de las demás, no parecía ser una memoria, y no sabía lo que era, pero sabía que no era parte de sus recuerdos. Cruzó la puerta y se encontró con un escenario particular: estaba en la casa de sus padres, eso era seguro por todos los lujos que dejaba traslucir el lugar, y porque algunas de las cosas se le hacían irritantemente familiares; sus padres estaban en un costado, sonriendo para él y llamándolo cariñosamente, exudando afecto; en el otro lado, no demasiado lejos de ellos, había una mesa de brillante madera, sobre ella habían botellas de alcohol y cajas de tabaco.

Observando con cautela a sus padres, quienes seguían sonriendo y pidiendo por él, a pesar de su nula respuesta, Jungkook caminó hacia el mueble con sus brazos cruzados y una expresión seria pero ligeramente curiosa. Su sorpresa fue monumental cuando, al estar muy cerca, pudo apreciar en el medio de toda la superficie plana, un arma, no demasiado complicada, no demasiado simple. Él la tomó con cuidado de no apretar el gatillo, fijando su mirada, maravillado por el objeto.

Sus ojos volvieron al extremo en el que sus padres continuaban hablando melosamente hacia él, e inesperadamente una ráfaga de odio lo golpeó, oscureciendo sus ojos y haciéndolo apuntar directamente a ellos, quienes no se inmutaron, casi como si no pudieran ver lo que su hijo estaba haciendo; tampoco se movieron, ni cambiaron su actitud.

Jungkook puso su dedo en el gatillo, considerando seriamente hacerlo. Simplemente dispararles a ambos, deshacerse de sus debilidades para siempre. Nunca más sería débil, nadie podría hacerle daño, sería inmune al dolor.

Pero demasiado rápido, su corazón empezó a desgarrarse en aflicción, haciendo que sus lágrimas llenaran los bordes de sus ojos, y su expresión se frunciera por su incapacidad de actuar. No podía hacerlo; incluso si los odiaba, no era capaz de hacerles daño; aun sabiendo lo mucho que ellos mismos lo habían arruinado, Jungkook era incapaz. Porque los quería, los quería tanto que a ratos su pecho ardía por la calidez tan grande que sentía cada vez que sus ojos chocaban con los contrarios. Ignorando el hecho de que los ojos de sus padres siempre eran inexpresivos, calculadores.. fríos.

En un movimiento ágil, contrapuso el arma, el cañón ahora apuntando a su rostro; acercó el arma un poco más, posicionándola en su boca. Sonrió, viendo a esas personas cariñosas que carecían de similitud con sus verdaderos padres, deseando por un segundo que ellos fueran de esa forma. Los observó fijamente por unos segundos, alcanzando el gatillo con su dedo nuevamente.