《5》

70 10 1
                                    

La noche era demasiado fría, Jungkook podía sentirlo al tocar la blanca sábana y al observar la ventana empañada por la neblina que había bajado. Y no era para menos, eran las dos de la madrugada y como era usual, Jungkook no podía conciliar el sueño. Para él, era difícil hacerlo, no porque tuviera preocupaciones como muchos podrían pensar, sino porque no sentía ese cansancio físico que lo obligaba a acostarse y dormir profundamente. Siendo eso bastante lógico considerando el hecho de que se la pasaba todo el día postrado en una cama.

Y sí, Jungkook estaba muriendo, pero no por eso le parecía justo que lo obligaran a mantenerse allí, encerrado. Al menos antes podía salir con sus amigos a divertirse, pasar la noche con alguna persona que pudiera satisfacerlo y beber lo suficiente para que al día siguiente no recordara nada de lo que había hecho. Quizás sus días no eran demasiado interesantes pero era la única forma de vivir la vida que conocía, por lo que disfrutaba de eso.

Pero ahora que se encontraba encerrado en un hospital todo el día, y sus distracciones eran limitadas, sus deseos de morir aumentaban con el pasar de los días. La poca diversión que le encontraba a la vida, se había ido, y ahora tenía que esperar a morir, encerrado en un lugar con personas enfermas, y a manos de un enfermero que sufría de inestabilidad de temperamento. Sí, en definitiva, su futuro no lucía prometedor.

Y a pesar de que todas las noches se quedaba observando la luna por horas, esta vez, al menos podría distraerse con el pensamiento de ese singular enfermero que habían escogido para él. Era entretenido y hacía su estancia en ese lugar, menos abrumadora y aburrida. Quizás podría acostumbrarse a molestarlo. Podría tomarlo como su nuevo pasatiempo, para su propio deleite.

Jungkook suspiró y acomodó una de las sillas que estaban en la habitación, a un lado de la ventana. Se sentó allí y apoyó su cabeza en el frío y húmedo cristal. Tenía puesta una pijama de seda negra, bordada en los extremos de las mangas y en los costados del pantalón con un hilo color plata que hacía que brillara al moverse bajo el resplandor de la luz, y también tenía una hilera de botones al medio de la camisa del mismo color. Encima de eso, tenía puesta una sudadera negra para protegerse del frío al estar fuera de la cama a tales horas de la madrugada.

Jungkook levantó su mano y limpio el vapor en el vidrio para poder observar un poco mejor lo que había allí afuera. No se veía nada fuera de lo ordinario: el jardín que decoraba la parte trasera del hospital, algunos guardias que vigilaban el lugar, y personal médico que se apresuraba por los pasillos, moviéndose de un ala a la otra.

Habían pasado poco más de tres meses desde que Jungkook supo de su enfermedad, y, si podía ser completamente sincero, no le importaba en lo absoluto. Para él seguía siendo una noticia como cualquier otra, y deseaba seriamente que el resto de las personas lo vieran de la misma manera que lo hacía él. Más que nada, deseaba que sus padres no le dieran importancia y lo dejaran salir de ese infierno que llamaban hospital. Porque si iban a ser sus últimos días, semanas, o lo que sea, cuanto menos, esperaba poder hacer lo que quisiera, después de todo, sus padres nunca le habían prestado atención en su vida, ¿por qué lo hacían justo ahora? ¿Porque estaba a punto de morir? Sin duda alguna, Jungkook odiaba el hecho de que sus padres quisieran hacerse los responsables y preocupados ahora que se estaba muriendo. ¿Cuál era su propósito? ¿Sentirse menos culpables una vez que él muriera? Jungkook suspiró y puso sus ojos en blanco con un poco de molestia al imaginar el nivel de cinismo que manejaban sus padres; no era sorprendente, pero de alguna forma, resultaba increíble conocer hasta dónde podían llegar.

Se acomodó en la silla y observó la ventana un poco más de cerca, abriendo la misma para dejar entrar un poco del frío viento mezclado con la niebla congelada de las nubes bajas, tratando de evitar pensar. Aspiró profundamente ese aire helado, refrescando sus pulmones y relajando su cuerpo, al mismo tiempo, subiendo su capucha para cubrir su cabello y sus orejas que, junto con su nariz y mejillas, empezaban a adoptar un tono rojizo debido a la temperatura. Cerró los ojos, escuchando el suave pasar del viento que entraba por su ventana, las cortinas deslizándose con suavidad y el helar del aire acariciar su piel casi como si estuviese arrullándolo.

This is Pretty Too [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora