Capítulo 24

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"Willy... Tírate por un puente... Debes hacerlo, es tu motivo de ser... Hazlo... ¡Hazlo!... ¡HAZLO!"

El albino abrió los ojos rápidamente, mirando desesperado a su alrededor, dándose cuenta de que se encontraba atado a una viga de hormigón y encerrando en una habitación hecha completamente de ese mismo material.

Con una mezcla de furia y desesperación el chico intentó romper las cuerdas que lo apresaban al mismo tiempo que gritaba y rogaba que lo soltaran y que le dejaran cumplir su cometido.

Por otro lado, afuera de la especie de celda improvisada, se encontraban casi todos los atrapados en Karmaland, excepto Luzu, que se encontraba junto a sus hijos de otra dimensión dando un paseo para despejarse y poder tomar un poquito de aire libre y Fargan que seguía recuperándose en el hospital.

-Pobre Willy... ¿A alguien se le ha ocurrido alguna idea para liberarle de esta especie de trance en la que le ha puesto Fargan?- preguntó Vegetta, viendo a su mejor amigo con preocupación mientras que este gritaba.

-No se me ocurre nada. Si cuando me controlo a mi sin querer durante un segundo fue horrible, no me puedo imaginar lo que estará viviendo ahora mismo Guillermo... - habló el de mecha amarilla, observando por la pantalla de las cámaras de seguridad como su amigo empezaba a llorar y a suplicarles que le dejaran salir de allí- Voy a entrar para tratar de tranquilizarlo, pero, no creo que sirva.

Auron tras esas palabras se dirigió a la entrada de la celda, abriéndola y metiéndose en la habitación donde se encontraba su amigo.

-¿Guille? - preguntó el joven de ojos marrones, cerrando la puerta detrás de él y acercándose al anterior nombrado.

-Ra-Raúl, por favor... Déjame ir...Tengo que obedecer.

-No tienes que hacerlo, ¿ok? Trata de ignorar la orden que te ha dado Fargan, sé que parece que deseas obedecer, pero, no es así.

-Ten-Tengo que hacerlo Auron, ¿es qué no-no lo entiendes? - rogó el de boina verde, mientras que seguía intentando liberarse, tanto del control Fargan como de las cuerdas que lo apresaban.

-Él no lo entiende, pero, yo si, así que te dejaré hacerlo- dijo Vegetta entrando a la sala, sorprendiendo a todos los presentes incluyendo al albino que empezó a llorar de felicidad.

-Gracias Veg...- agradeció el de ojos verdes, tratando de contener su emoción por poder cumplir las órdenes de su amo.

-¿Qué coño te crees que haces?- susurró Auron al oído del pelinegro con un tono que denotaba molestia.

-Tengo un plan, confía en mi, ahora ve y desata a Willy- aseguró el de ojos amatistas; susurrando también, viendo como este lo desataba y como el de piel blanca se levantaba y salía corriendo de la habitación, por lo que todos se apresuraron a seguirlo - ¡Guille! ¡Espera! ¡Sé cuál es el puente más cercano para que te tires!

-¡¿Si?! ¡¿Cuál es?! - exclamó el pobre controlado, observando los demás con pena como sus ojos brillaban por la desesperación y por el dolor que le producía el control de su otro amigo.

-Sígueme y te lo muestro- habló Vegetta empezando a empujar las ruedas de su silla de ruedas para salir al jardín, llegando a donde se encontraba el pequeño río con puente incluido para pasar sin mojarte, señalando este al puente y continuando- Ahí esta el puente más cercano.

Los demás atrapados miraron al de pelo en punta impresionados por su astucia y su inteligencia, viendo como a continuación el albino corría hacia allí y se tiraba de este, desapareciendo de sus ojos el brillo extraño que los cubría, empezando este a llorar de dolor.

-Se pasará, te lo prometo- dijo Lolito abrazando a su amigo por los hombros, mientras sentía como su cuerpo daba pequeños espasmos a la vez que este lloraba y se agarraba la cabeza, intentando eliminar el increíble dolor que sentía en esa zona de su cuerpo.

Willy simplemente quería que todo el dolor se acabara...

Se quería morir...

(...)

En otro lugar se encontraba un aburrido Fargan, mirando como los doctores a su alrededor lo miraban con miedo, cuando, de repente, una maravillosa euforia se expandió en su interior.

No sabía que era hasta que una imagen de su amigo albino se apareció en su mente, dándose cuenta de que la sensación se había producido por que este había cumplido su orden.

En aquel momento se dio cuenta de una cosa: Tenía que controlar a más gente que cumpliera lo ordenado para sentirse tan bien de nuevo.

Y haría lo que fuera para conseguirlo.

(...)

Se ocultaba entre las sombras, siguiendo a un chico y dos adolescentes, los cuales se encontraban hablando, mientras que andaban tranquilamente por el bosque, dispuesto a atacarlos.

De repente, sintió crecer un deseo de poder cerca de él, proveniente del hospital, dirigiéndose a este y dejando a los tres pobres humanos en paz.

Tras varios minutos llegó al edificio, entrando a este mientras que su capa negra se ondeaba tras de él, apartando a los asustados médicos de su camino, matando a un par de ellos solo por diversión.

-Humano...- habló Caos entrando a la habitación del híbrido de búho, el cuál lo miraba sorprendido.

-¡¿Quién eres?!

-Tranquilízate, yo no daño a los que tienen deseos de poder, menos si yo quiero justo lo mismo.

-¿Cuál es tu nombre?

-Caos - se presentó el joven, apoyando su bastón a la par que caminaba hacia él - No hace falta que tu me digas tu nombre, sé quién eres. Fargan, únete a mi y sentirás muchas veces la sensación que anhelas. Yo reinaré este lugar, pero, estate seguro de que a ti no te faltará de nada. Así que, ¿que me dices? ¿Aceptas?

El híbrido de búho lo miró con una mezcla de sorpresa y maldad, a la vez que asentía lentamente con la cabeza antes de decir:

-Si, acepto.

Marcando así el destino de Karmaland para siempre...

Atrapados en Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora