Capítulo 21

158 10 70
                                    

2 semanas habían pasado desde el funeral de Lana, 2 semanas en los que Luzu no había mostrado señales de vida, 2 semanas en los que sus compañeros pero sobretodo sus "hijos" habían intentado comunicarse con él, sin éxito.

Todos estaban extremadamente preocupados por el chico, ya que pensaban que tal vez este pudiera haber cometido una tontería, como el suicidio o cortarse a sí mismo, sobretodo por que sabían que él podía seguir escuchando las voces, por lo que Lolito había decidido cumplir su promesa y entrar a su casa a la fuerza para ayudarle.

El pelinaranja empezó a subir las escaleras de aquella casa rodeada de lava, golpeando con brusquedad la puerta, gritando el nombre del propietario de la mansión.

-¡Abreeee! ¡Sabes que no te dejare en paz hasta que lo hagas! ¡Hicimos una promesa!

-Me da igual tu asquerosa promesa...- dijo una voz débilmente dentro de la muralla.

-Luzu... ¿Estás bien?

-¿Tu qué crees Manuel?

-Sé que te duele la muerte de Lana, pero, no me refería a eso... ¿Te has cortado?

-Tal vez si... Tal vez no... ¿Qué más da si ella no está aquí?

El de ojos esmeraldas golpeó la puerta de aquella muralla, haciendo que se abriera de par en par y permitiéndole ver el deplorable estado de su amigo: Tenía unas enormes ojeras debajo de sus ojos, los cuales se encontraban hinchados y rojos de tanto llorar, su piel, bastante más pálida que de normal, se encontraba llena de cortes y arañazos, la mayoría aún sangrantes, su pelo estaba desaliñado y desordenado mientras que de sus nudillos caían pequeñas gotas de sangre que teñían el césped del jardín de un color rojo carmesí y el chico estaba tan delgado que parecía que no había comido en todo el tiempo transcurrido desde el funeral de su mujer.

-Luzu... ¿Qué te ha pasado amigo?- preguntó Lolito a la par que se arrodillaba junto al oji azul- Tengo que llamar a Vegetta; él te puede examinar y también podrá curar tus heridas.

-No quiero que me cure... Yo solo quiero morir y reunirme con Lanita... Ya no me queda nada Lolo, ¿es qué no lo entiendes? Ya no me quedan razones para seguir vivo... Esto no es cosa de las voces, es mi decisión. Yo ya no quiero vivir más, no me merezco vivir más...

-Estás mintiendo, primero si que te mereces vivir; vivir una vida llena de felicidad y amor y segundo esto si es culpa de las voces, tú crees que quieres, pero, no. Ya me lo agradecerás... O no lo hagas, pero, déjame por lo menos ayudarte.

-No necesito tu ayuda...- susurró con voz tenue Luzu, cerrando brevemente sus ojos.

-Si la necesitas. ¿No ves que cómo estás? Y no solo necesitas ayuda para curar tus heridas, sino que también necesitas ayuda psicológica. Voy a llamar a Samuel, y luego llamaré a Auron para que tengas una sesión con él.

Tras decir esto, Lolito sacó su teléfono móvil, empezando a marcar el número de De Luque.

Vegetta: ¿Hola? ¿Pasó algo?

Lolito: Más o menos... Necesito que vengas a casa de Luzu, está en un estado deplorable, no sé cuánto más su cuerpo puede aguantar...

Vegetta: Estaré allí en dos minutos.

La llamada se cortó en ese momento por lo que Lolo cargó a Luzu, el cuál hizo una pequeña mueca de dolor, dándose cuenta de que el mayor no pesaba casi nada.

El "psicópata" puso la cara de su compañero enfrente de la puerta de retina, dejándola abierta, entrando así a la casa, la cual estaba en el mismo estado que su amigo.

Atrapados en Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora