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—Asignaos según dicte la tabla y sin rechistar, hoy no estoy de humor para quejas.—todos sus agentes del día están delante suya, rectos y con la mirada en él.—No quiero accidentes, así que cuidado con la nieve.—da por finalizada la charla, a lo que rompen filas.

El mal humor de Robert hoy no proviene de ningún lado en particular. Se siente mosqueado ya que ha dormido poco en las últimas semanas y los muchos procesos del día junto al vacío de su piso no ayudan al sentimiento de cansancio. Intenta pasar el menor tiempo en ese apartamento que ni siquiera considera un hogar. Cuatro paredes vacías en las que había muebles sin historia, de colores tristes y por defecto que tan solo aburrían a Robert. Hacía alrededor de cuatro meses que él y su ex novia lo habían dejado, casi al mismo tiempo que Collins y su chica, sabe por primera mano del Sheriff. También lo había escuchado en los vestuarios, en boca de dos de sus agentes más novatos, a los que regañó por estar compartiendo cotilleos en horario laboral. Quizá, y solo quizá también lo hizo porque se estaban metiendo con su amigo.

Suspira. Se frota la frente frustrado y lo primero que hace tras entrar al coche es encender la calefacción. Cada binomio en respectivo orden empieza a informar de su salida de comisaría por radio y la apaga en un gruñido, con muchas ganas de estar en silencio. Mientras se abrocha el cinturón y toquetea los botones de las sirenas distraído, el cristal de su ventanilla retumba levemente bajo unos nudillos contrarios.

Alza la mirada, pensando que es algún cadete impuntual que ha llegado tarde y para su sorpresa se encuentra con unos ojos que ya conoce. Su mejor duo dentro de la malla, Jeff Walker le mira sonriente al otro lado del cristal con un gorro en la cabeza y las mejillas coloradas por el frío.

—Buenas Jefe.—dice con la voz algo ronca una vez Robert baja la ventanilla. Es el turno de la mañana y no son más que las siete y media, así que supone que se ha despertado hace poco.—Se me ha ido un poco la hora y no me he enterado de con quien me toca en binomio. ¿Con quién me has puesto?—le pregunta ahora algo más informal, arrimando más su cuerpo hacia dentro del coche inconscientemente en busca del calor de la calefacción.

Se queda en silencio, tan solo observándole balanceándose en el aire mientras observa a su alrededor. Sus pestañas largas baten el calor del interior del coche y sus ojos brillan en un marrón algo dormido aún. Esas pecas inocentes que contrastan con el pendiente travieso de su oreja captan su atención, como siempre mientras un mechón de su pelo negro se escapa por uno de los costados de su gorro de lana con el logo de la policía y su perfume suave se esparce por el interior del vehículo. Su esencia es algo que a Gligard siempre le ha parecido curioso.

El resto de hombres que había conocido o tenía de compañeros olían fuerte, mucho y en gran cantidad, al contrario que Jeff. Es cierto que Walker siempre tenía una capa de olor a tabaco encima, pero bajo eso y si te acercabas lo suficiente una suave fragancia a detergente y a talco te acunaba. Muchas veces tan solo quería abrazarle para poder envolverse en su olor y no abandonarlo nunca. Sacude la cabeza, esfumando esos pensamientos cuando escucha su voz de nuevo. —¿Robert?—le dice, casi en un susurro.

—Eh, sí. Vas conmigo, venga sube.—dice mientras su subconsciente le recuerda sus anteriores ganas de estar en silencio. Jeff entra al coche frotándose las manos por el frío y Robert pisa el acelerador para salir de comisaría.

La nieve ha cubierto Los Santos en dos noches y las temperaturas son bajas, ya que aún están en enero. Enero, el mes de cumpleaños de su... ex. Suspira, pensando en los cinco dólares que va tener que meter en el bote de cristal de la cocina en cuanto llegue a casa.

Es un experimento que empezó hace tan solo unas semanas, una tontería que leyó en una página web absurda sobre como superar a tu ex. Cada vez que te acuerdes de esa persona tendrás que poner cinco dólares en el bote, recuerda. Él no lo sabe, porque no ha querido humillarse a sí mismo contando cuanto dinero hay en el bote, pero lleva más de sesenta dólares.

Jeff+Robert! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora