Ambos se sientan, cada uno en un extremo de la mesa en un silencio, donde solo se escucha la música italiana proveniente de la cocina, donde el marido de Ronna baila mientras amasaba una pizza. Robert le mira a los ojos y siente ese calor que sentía desde que le conocía. Jeff, que ya estaba ojeando el menú concentrado, no parece darse cuenta de la entrada del camarero.
A Robert, agarrándole por sorpresa, se le escapa una risa, que intenta contener fallidamente, en un intento de respeto al camarero italiano. El señor del bigote, que supo se llamaba Mario gracias a Jeff, le mira con el ceño fruncido. Abre la carta intentando disimular la sonrisa. —La verdad que no se que pedir, no he estado aquí nunca.—habla para si mismo.
—Los espaguetis con marisco están buenísimos, son los que he pedido yo. Las pizzas de Lucho son increíbles también, la de pepperoni es mi favorita.—
Robert, cierra la carta, ya decidido. —Pues entonces una pizza pepperoni, por favor.—
—¿Qué desean de beber?—preguntó en un acento italiano muy marcado, después de garabatear en la libreta de las comandas.
—Yo quiero un vino, por favor. Cualquiera de bodega.—dijo Robert.
—Para mi una coca-cola, por favor.—
Si fuera otra persona, Robert probablemente insistiría en que tomara alcohol, pero conocía a Jeff y sabía que le gustaba tener el control, y que estar borracho era una de las cosas más terribles que él podía experimentar, así que respetó su decisión. El camarero agradece y se retira.—¿Hace cuanto conoces a la dueña?—pregunta entrelazando sus manos y apoyando la barbilla en ellas.
—¿A Ronna? De hace un par de meses. Hubo un tiroteo por la zona y pasé por aquí a ver si todo estaba en orden. Ella me vio cansado y me hizo unos espaguetis.—sonríe, algo tímido.—Desde entonces vengo casi todos los findes que estoy libre.—
—Parece buena mujer.—
—Lo es.—afirma con los ojos brillantes. El silencio reina entre los dos, sin llegar a ser incómodo. Se miraban, tranquilos y con los ojos brillantes, sin necesidad de decir mucho más. De nuevo y sin previo aviso entra el camarero con las bebidas en la mano, dándole la vuelta a la copa de Robert y sirviéndole el vino con elegancia.—Disfruten de la velada, caballeros.—
—Gracias, Mario.—
—¿Y este Mario Bros de donde ha salido?—susurra, inclinándose levemente contra la mesa.
—Es el sobrino de Lucho.—
—Me gusta su bigote, me lo voy a hacer, ¿Crees que me quede bien?—
—A ti te queda todo bien, Robert.—dice distraído leyendo la parte trasera del vino.
Con una sonrisa juega con su copa, evitando pensar en el cumplido que le acababa de dar.
—¿Cómo vais con las redadas?—pregunta alzando la vista de la botella y tomando un palito de pan, mordisqueándolo.
El Capitán, también jefe de la SWAT, sonríe por lo bajo, saboreando el vino. —Estamos trabajando mucho en en ello, aunque siempre parece que van un paso por delante.—vuelve a dejar la copa sobre la mesa.—Está siendo complicado.—
—Espero que salga todo bien. Si necesitas ayuda, sabes que estoy disponible.—
—Lo sé. ¿Tú departamento como va?—
—Vamos muy bien, tenemos muchos frentes abiertos y aunque nos falten pruebas estamos trabajando muy eficientes, la verdad.—mordisquea su palito de pan de nuevo.—Estoy muy contento con mi grupo.—
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Jeff+Robert!
Romance¿Que pasaría si Robert le concediera una cita? Leve contenido +18.