15 de noviembre de 1973

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Hola Amelia:

¿Paris? ¿de verdad? ¿No se supone que es la ciudad del amor? Porque para nosotras se acaba de convertir en todo lo contrario. Ahora mismo, no sabría describir bien qué es lo que siento; estoy triste, pero también estoy enfadada, Amelia, muy enfadada. Y dolida también, sí, estoy dolida ¿sabes por qué? Porque me has arrebatado la opción de elegir, porque tú de manera unilateral has tomado la decisión por las dos.

Sigues sin contarme qué pasó en la cárcel o con tu padre, pero me hubiera gustado que en algún momento hubieras pensado en mí y en lo que yo quería también. Sé que no ha tenido que ser nada fácil. Me hubiera encantado haber estado ahí para ti y ser esa fuerza que necesitabas para afrontar esta situación como habíamos hecho hasta ahora.

¿Podríamos habernos ido juntas a Paris como Miguel y Gonzalo? Quizás yo hubiera sido incapaz porque no me veo viviendo en otro país o separándome de mi familia, pero me has arrebatado simplemente la opción de elegir yo misma, de hablarlo y decidirlo juntas como el gran equipo que hemos sido todos estos meses.

Probablemente de manera objetiva esta sea la mejor decisión para las dos, pero es que me da igual la objetividad. Lo único que me importa es que tengo el corazón hecho pedazos de pensar en que quizás no voy a volver a verte nunca más, que no voy a volver a besar esos labios suaves y carnosos que tienes, que no se me va a volver a acelerar la respiración simplemente con un cruce de nuestras miradas, que no voy a volver a suspirar por quedarme embobada viendo lo guapa que eres, que no voy a temblar al sentir tu piel completamente desnuda contra la mía.

¿Sabes lo que más miedo me da de todo? Que no sea capaz de volver a sentirlo nunca más. Con nadie más. Que tenga que conformarme con tener los pies en el suelo cuando he probado contigo lo que es volar.

En estos momentos, no me veo capaz de seguir adelante, no puedo recordar esto como lo más bonito que nos ha pasado y pasar página, porque para mí este era el libro que quería escribir toda la vida. Sé que queda mucha lucha por delante, pero ¿por eso vamos a dejarles ganar? ¿Por qué aún no se ha conseguido ese respeto, yo tengo que dejar pasar lo más bonito que me ha pasado? Qué mejor manera de combatirlo que estando juntas y siendo libres, aunque sea detrás de las ventanas. No lo entiendo, Amelia, trato de verdad de ponerme en tu lugar, pero no puedo porque no sé qué ha pasado y me falta información.

Aún así no me queda otra que respetar tu decisión. Eres demasiado importante y especial para mí como para pagar mis frustraciones aquí contigo y por eso además no quiero ser impulsiva y escribirte todo lo que se me está pasando por la cabeza. Espero de verdad que todo os vaya bien por allí y que al menos hayáis alcanzado un poquito más de esa libertad que tanto anhelábamos. Que nunca nadie te haga olvidar todo lo que vales o te diga que no puedes hacer algo, mantente firme a tus convicciones y espero que para nosotras esto solo sea un punto y seguido.

Te querrá siempre,

Luisita

POSDATAS || LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora