CAPITULO 1

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Era extraño pero me gustaba esa sensación, el vestido era muy bonito. Blanco y elegante aunque sabía que no era mi mejor trabajo, solía crear mi propia ropa ya que la ropa que usualmente fabricaban para jovencitas no eran de mi gusto así que prefería crearla, aunque siempre recibiera regaños de la señora Mcrady, vivo en esta casa hace dos años, desde que falleció mi madre, en su honor siempre que me arreglaba el cabello o alguna parte de mi ropa hacia un moño, en esta ocasión planeaba usar un listón blanco para hacerlo con dos extremos superiores de mi cabello pero en cuanto entro la señora Mcrady me miro con desaprobación. Así que me giré para esperar algún comentario acerca de mi vestimenta.

-si sabes que los nuevos inquilinos no son solo mujeres así que no creo pertinente que una jovencita como tú se presente con un vestido- comentó Mcrady mientras se organizaba los lentes, al principio quería reusarme a lo que me pedía pero luego de pensarlo un poco no sonaba tan mal.

-tiene razón, me cambiare de inmediato- Ella se sorprendió ya que solía llevarle la contraria sin embargo sabía que no se iría sin protestar.

-por tu ineficiencia tendré ir por ellos sola- suspiro ella para luego irse y cerrar la puerta de mi dormitorio, rápidamente me subí en la cama para luego subirme sobre una mesa de manera de roble, levante levemente una tabla para luego adentrarme a una especie de desván, solía guardar la ropa que Mcrady desaprobaría y ocultaría. Tomé algunas prendas que había fabricado, un sweater negro que podía ponerse en estilo bandeja con una pequeña rosa bordada en la parte izquierda, una falda grisácea más corta de lo normal aunque con un short de seguridad, unas medias negras de instituto aunque más cortas y unos botines negros, baje del lugar y puse todo en su lugar para luego soltar mi cabello, tome un listón negro e hice un moño pequeño al rededor de mi cuello. En eso escucho a la señora Mcrady hablar así que salgo de mi habitación para luego buscar el origen de su voz.

-el profesor Kirke no está acostumbrado a tener niños en esta casa. Por tanto tenemos que seguir ciertas reglas: es prohibido, correr, gritar, no se va a hacer uso indebido de el monta cargas. ¡No se deben tocar las reliquias históricas!. Y lo más importante de todo no deben molestar al profesor.- finalizó Mcrady para luego notar a los chicos distraídos siguió la mirada de ellos notando que escaleras arriba me encontraba con una mirada curiosa. Ella me miro con reproche para luego pedirme que me acercara acción que hice.- niños ella es Ellie, ella vive aquí hace ya un largo tiempo. Ella les mostrará sus habitaciones- dijo Mcrady y prosiguió a irse algo molesta supongo que le diría al profesor lo que había hecho aunque el nunca me regañaba como ella creía, es más me animaba a seguir mis sueños. Prosegui a observar a los nuevos "inquilinos", un chico alto, con rostro perfilado y ojos azules como un zafiro, a su lado había una pequeña niña, de cabello ligeramente rojizo con unas cuantas pecas en sus mejillas y unos ojos adorables con una tonalidad entre verdosa y azul. Al lado de ella había una bella chica clara, con cabellera castaño oscuro, algunas pecas en sus mejillas, labios gruesos, rosados y como no unos hermosos ojos azules, finalmente un chico como de mi edad aunque unos centímetros mas alto que yo, con unos labios gruesos, unas pecas que adornaban sus mejillas y esa perfecta nariz, unos ojos profundos, negros como si fueran hipnóticos y una cabellera negra. Los dos mayores me sonrieron así que decidí ser más sociable.

-bienvenidos, síganme los llevare a su recámara- comenté para luego subir las escalarlas. Abrí una puerta de madera con relieves para luego permitirles El Paso.- bueno esta es la habitacion, pueden poner sus cosas en este baúl o en el armario, el baño está al final a del pasillo, ¿alguna pregunta?- cuestione mientras ellos miraban la habitación.

-si una, ¿donde compraste tu ropa?, es hermosa- cuestionó la chica de ojos azules

-bueno yo misma la fabrico así que por eso es tan diferente, si tienes alguna idea yo podría confeccionarte algo si gustas- ofrecí a lo que ella aceptó con una sonrisa

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